Aestas alturas de la guerra civil del PSOE alguien debería gritar: Mama, pupa. Es lo que los niños, esos sabios inocentes, gritan cuando algo les hace daño. A mí me molesta haber diagnosticado la enfermedad del PSOE hace mucho tiempo. Y me molesta que hubieran estado perdiendo militantes y votantes a doquier, a la italiana, o a la griega, y nadie alzase la voz. La enfermedad tiene que ver con el miramiento del ombligo y la nómina domiciliada.

El PSOE ha estado jugando con lo más sagrado de un partido. El hecho de que importase más la opinión de los militantes que la de sus votantes, ha conseguido alejar a los votantes y dejar a los militantes en la mínima expresión. La estrategia debió ser pensar más en los votantes y menos en los militantes. Pero, ¿por qué pasa eso en muchos partidos? ¿Por qué en determinado momento se anteponen los estatutos y las personas al proyecto común? Es fácil contestar. Porque mucha gente llega a los partidos políticos para vivir de ellos. Y entonces muerde, ladra, traiciona, se arrastra y mata por tener una nómina domiciliada que el mercado laboral normal no se la daría.

Se arrogan los términos de servidor público y de político de vocación, pero es mentira. Los hay incluso que dicen que han venido a la política a regenerarla, y que cobran menos que cobraban antes. Suelen ser los peores. La gran mayoría, y lean mis labios, la gran mayoría no han hecho nada antes de entrar en la política. El «caloret» que les ofrece el partido es de tal magnitud que fuera hace mucho frío. Y por eso ni se van, ni reconocen a nadie que se acerque al partido. Lo importante es que nadie se cuele, que venga poca gente, porque si no, el puesto, el sueldo, se pone en entredicho.

La batalla del PSOE actual puede parecer ideológica. Pero no es cierto. No están planteándose si quieren ser más socialdemócratas, mas podemitas, más ácratas, más federalistas o más folclóricos. Es una clásica lucha por el poder para mandar y colocarse. Y por eso, lo que no están percibiendo, es la sangría brutal que están desparramando con sus simpatizantes y votantes. Es tal el espectáculo de circo romano, que hasta las fieras parecen gatitos al lado de los comentarios soeces, ramplones, barriobajeros que están vomitando desde todos los lados.

Ya les ocurrió esto al partido socialista italiano y al PASOC griego y sucumbieron por la corrupción y la mediocridad de sus estructuras y de sus miembros. Cuando son incapaces de abrir el partido de par en par para que venga gente con valía a cambiar el voto, lo único que se reparten son las migajas de las canonjías. No está mal para muchos que saben que si no aguantan, el mercado laboral tampoco les reclamará.

Si les dices que piensen en España antes que en su maltrecho partido, y en sus nóminas, te dicen que estás porque Rajoy siga de Presidente. No son capaces de ver la hecatombe de votos que huyó del partido y se atrincheran en una baratija de «Rajoy, na de na». Cuando despierten de los garrotazos de Goya a lo mejor no queda partido para administrar. Me hubiese gustado ver una lucha muy ideológica entre gente pensante. Pero para eso hay que dedicarse a la lectura interesante. Han estado dando un espectáculo con cambio de llaves y prohibiendo entrar en despachos. Se parece mucho a una separación matrimonial traumática. En el matrimonio separado siempre pierden los hijos. Aquí siempre perderán los votantes.

Se están haciendo pupa de verdad. La sangre les llega a la pezuña y siguen atizándose. Pensé que se arreglaría traumáticamente pero con raciocinio. Y claro, no contemplé que los socialistas que dirigen en estos momentos el cotarro, no tienen a donde ir. Ese es el drama y por eso está provocando la matanza. Sólo espero que sean capaces de encontrar a los que piensan, en arrinconar a los trepas, en dejar claro que España necesita al PSOE, en elegir a aquellos que tengan solvencia para no matar por un sueldo, y en definitiva, para ser un día alternativa de Gobierno. Pueden hacerlo, si no se hacen más pupa.