España se ha convertido en ese país que sus sufridos ciudadanos consiguen que funcione a pesar de la irresponsabilidad que demuestra una parte importante de sus responsables políticos. Y es que a la incapacidad para formar gobierno tras dos procesos electorales y a los nueve meses de vacío institucional, corrupciones, procesamientos, encarcelamientos, aforamientos, transfuguismos, se une el espectáculo de ensimismamiento y alejamiento de la realidad que numerosas fuerzas políticas nos ofrecen a diario, que en el caso del PSOE estamos viendo con toda su intensidad mediante esa voladura que están protagonizando sus dirigentes. Por si todo ello fuera poco, esta profunda crisis política e institucional que España atraviesa se traslada capilarmente a todos los niveles y administraciones, en diferentes territorios y tanto en los partidos que gobiernan como en los que ejercen la oposición.

Alicante es un buen ejemplo de lo que decimos ante los sobresaltos políticos de distinta naturaleza a los que asistimos prácticamente cada semana, en unos casos protagonizados por las fuerzas políticas del gobierno municipal, a los que se suman también periódicamente los grupos y concejales de la oposición. Es como si unos y otros vivieran ajenos a las responsabilidades institucionales que ostentan, desvinculados por completo de las promesas y buenas intenciones que prometían en campaña electoral para disfrutar como si fueran niños con su espectáculo de irresponsabilidad y egoísmo, de espaldas a las necesidades, los problemas y el sufrimiento de los ciudadanos.

Esta semana la mascletà la ha puesto Ciudadanos con su moción de reprobación presentada contra el concejal de Medio Ambiente, Limpieza, Residuos, Zonas Verdes y Partidas Rurales, Víctor Domínguez, adscrito al grupo municipal Guanyar Alacant (y perteneciente a EU) por parte del edil y portavoz de la formación anaranjada, José Luis Cifuentes. Es cierto que esta reprobación no hubiera tenido efectos legales en caso de haber prosperado, aunque sí tiene su importancia política. La propuesta de reprobación, solicitada por el concejal Cifuentes, se justifica en los graves problemas de limpieza y suciedad que la ciudad ha vivido este verano ante los que, a juicio de este grupo de la oposición, el concejal ha hecho una evidente dejación de funciones.

Es obvio que los problemas de limpieza y suciedad en la ciudad han alcanzado un nivel que sobrepasa las fronteras municipales, al encabezar Alicante diferentes clasificaciones como una de las ciudades más sucias en España, algo que en algunos puntos pone en riesgo incluso la salud pública. Y es cierto que la llegada de más turistas y visitantes durante el verano, junto a la falta de servicios complementarios de limpieza, han agravado todavía más la situación. Pero el problema es tan complejo como antiguo, sin que vaya a tener solución con la reprobación del concejal responsable de estas competencias, como pretende el grupo de Ciudadanos. La reprobación tenía mucho de funanbulismo político y muy poco de entender verdaderamente la naturaleza de un problema tan profundo que, como no paran de señalar comerciantes, hosteleros y asociaciones vecinales, ha alcanzado un nivel de gravedad que está poniendo en riesgo la calidad de vida, la salubridad y por supuesto erosionar el papel turístico de una ciudad tan cochina como sucia. Pero con todo lo que ha llovido en este Ayuntamiento, llegando a tener concejales imputados, procesados e incluso alguno ya condenado de manera firme por decisiones relacionadas con su mandato, que se presente esta reprobación ahora por un tema tan histórico suena a oportunismo a espuertas.

Pero el asunto adquiere niveles surrealistas cuando el mismo portavoz de Ciudadanos que firma la petición de reprobación decide no acudir al Pleno en el que se debate su propuesta, alegando que está en un congreso en Alemania, negándose también a retirarla y poder presentarla en otro Pleno municipal. Aunque, claro, puede ser que su ausencia no sea tan casual. Y por si fuera poco, el portavoz de Ciudadanos protagonista de este espectáculo se empeña en no atender las peticiones del grupo político al que pertenece para que o acuda al Pleno o retire su propia moción, llegándole a amenazar con retirarle de la portavocía, respondiendo el afectado, José Luis Cifuentes, con reacciones que podrían significar incluso su posible marcha del grupo de Ciudadanos para engrosar las filas de los concejales no adscritos que han abandonado sus formaciones llevándose su acta de concejal.

Que el grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Alicante, que no se caracteriza precisamente por su trabajo y sus propuestas, haya montado este espectáculo demuestra el poco respeto que nos tienen y la escasa importancia que dan a su trabajo de concejales en la oposición, por el que por cierto, varios de ellos perciben remuneración y para el que cuentan con asesores también pagados. Parece que no hay manera de que Alicante salga de su laberinto político.

@carlosgomezgil