Les confieso que, aunque me crié en Sagrada Familia, y allí está la popular plaza de Manila, mi plaza favorita de Alicante es Luceros.

Para toda una generación, la de los nacidos en los 60, fue la plaza donde quedábamos, todos con vaqueros y camisa blanca arremangada, cada uno con su grupo. Allí estaban Bartolo, José, Alfonso, Juan Antonio, Salva, Ángel, Pedro, Pepito... Nos juntábamos allí para luego ir a un guateque, siempre en casa de Nico, al Don No, al Valentino, al G3, al Mónaco, al Xaramita, a Liberación o a donde tocara.

Siempre me gustó su nombre, plaza de los Luceros, antes se llamó plaza de Cataluña y antes plaza de la Independencia, también me gustaba que tenga tierra y no todo pavimento, parecía que el suelo de Alicante respirara por allí.

Las mascletás, los escasos triunfos de nuestro Hércules, los paseos y los bares que allí se congregan son de lo mejor de la ciudad. Una pena que una salvajada haga que también esté, en la memoria colectiva, como un lugar de violencia.

Lo cierto es que es uno de esos sitios donde lo mejor que se puede hacer es dejarla tranquila, no inventar mucho y que siga siendo un lugar muchas veces vacío en medio del tumulto diario.

De Luceros me gusta hasta la estación del Tram de abajo, que no debería ser una estación término. El Tram debe crecer, ya es hora de pensar en esa conexión con la estación Ave y aeropuerto y también podría crecer con una línea de Lucentum a San Vicente pero por las rotondas de San Juan a Mutxamel. No sé muy bien por qué no llega ya a la plaza del Mar pero supongo que se podría recuperar y estaría Alicante bastante mejor en transporte público.

Las dimensiones de nuestra ciudad y comarca la hacen ideal para tener un transporte público modélico, hay que trabajar en ello.