La familia de La Festa ha despedido apenada a uno de sus referentes más destacados de las últimas décadas, a Antonio Berenguer Fuster, su Mestre de Capella entre 1982 y 1990, «el Mestre» para quienes tuvimos la fortuna de convivir con él las alegrías y los trabajos de aquellos Misteris.

Antonio Berenguer, al tiempo que compaginaba sus tareas como vicario de la Basílica de Santa María e impartía clases en el instituto de La Asunción, supo entregarse en cuerpo y alma a La Festa, especialmente a las voces de la misma, a la Capella. Fue el primer Mestre en entender que la buena interpretación en las representaciones de agosto implicaba un trabajo que no podía interrumpirse durante todo el año y para ello puso en marcha los conciertos de Navidad y de Semana Santa, que todavía continúan como hitos anuales y que propician el trabajo de los cantores.

También vivió en primera persona las salidas de la Capella fuera de Elche en forma de conciertos, bien escenificados, como los que dirigió en la catedral de Valencia (1986) y en la basílica de Santa María del Mar de Barcelona (1987), dentro del proyecto «Món i Misteri de La Festa d'Elx», liderado por la Generalitat Valenciana, o en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Liria (1987). O bien, mediante muestras estrictamente musicales, como las efectuados en San Juan de Alicante, Castellón de la Plana, Vallada o Vilanova i la Geltrú.

El Mestre Berenguer entendió perfectamente el Misteri como la gran fiesta religiosa y popular celebrada y vivida por los ilicitanos, que la tienen como signo de identidad. Y a la preparación y salvaguarda de la misma se dedicó completamente desde sus facetas de sacerdote, de músico y de valenciano. Esta visión y su carácter abierto y humano, le hicieron entender también que para ello era preciso cuidar, mimar, a quienes daban vida a la celebración. De ahí que su unión con los componentes de la Capella fuera extraordinaria, preocupándose personalmente de cada uno de los cantores y estando a su lado en sus penas y alegrías particulares. Como él mismo dejó escrito, «ser Mestre es mucho más que dirigir la Capella».

Berenguer Fuster vivió desde dentro, como un miembro más de la Capilla, el Misteri de su época. La visita de la Reina doña Sofía en noviembre de 1985 o la inauguración de la Casa de La Festa en agosto de 1988, que permitió contar por vez primera con unas instalaciones pensadas ex profeso para el Misteri y abandonar la antigua ermita de San Sebastián en donde, hasta entonces, convivían Patronato y Capella y que se convertía en camerino durante las representaciones.

Muchas de las vivencias experimentadas alrededor de La Festa, pensadas y meditadas, fueron plasmadas en artículos que publicó en la prensa local en donde, mediante una prosa poética que llegaba directamente a los corazones, similar a la que utilizaba en sus vibrantes sermones, puso en evidencia los sentimientos religiosos que le producían las celebraciones del Misteri d'Elx, un Misteri que entendía como «la canción de la libertad» o como «el arco iris de la esperanza». Precisamente, todos estos artículos fueron recogidos en el libro «Reflexiones sobre el Misterio de Elche», que el Patronato del Misterio le ofreció con motivo de su despedida como Mestre en 1990.

Entre 1989 y 2001, fue Berenguer Fuster capellán de la Sociedad de la Venida de la Virgen y a la misma, con la misma entrega, ofreció sus servicios. Todavía se recuerdan las brillantes homilías que solía pronunciar en la playa del Tamarit, en las madrugadas de cada 28 de diciembre, tras extraer de las aguas del Mediterráneo el arca con la imagen de la Patrona de la ciudad en presencia de todos los ilicitanos. Y también en la revista de dicha Sociedad han quedado numerosos escritos sobre la tradición de la Venida y su profundo significado para Elche.

En agosto de 2005 predicó Antonio Berenguer las Salves de la Mare de Déu. Y fruto de sus palabras es el libro «El Misteri revelat», editado por la basílica de Santa María en su colección «Salves». A lo largo de los días de la octava de la Asunción, desde la «Corona de murta» ofrecida a la Virgen hasta su «Coronación» final, el Mestre Berenguer releyó los versos del Misteri a la luz que ofrece la propia figura de María y las oraciones y las devociones de los ilicitanos.

Amigo Antonio, como bien nos dijiste en alguna ocasión, todos estamos destinados a La Festa gloriosa, a ver cara a cara al Padre Eterno, pero para ello es imprescindible pasar antes por nuestra particular Vespra del dolor y de la muerte. Tú que ya las has experimentado, estarás ahora bajo el manto de la Señora, a quien podrás ofrecer personalmente tu música y tu poesía. Ahora ya habrás comprobado aquello que escribiste en el Libro de Oro de la Basílica, que «la Mare de Déu és lo més gran del món».

Amigo Antonio, nunca olvidaremos tu entrega y tu amor por La Festa. Gracias por cuanto hiciste por nosotros. Descansa en paz.