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Efímero Ciudadanos

as recientes elecciones autonómicas en Galicia y en el País Vasco son la demostración palpable de que el hueco político que encontró la formación de Rivera por la deriva de corrupción en la que entró el PP se está cerrando. Y no lo hace porque los populares hayan demostrado demasiada eficiencia en su lucha contra esta lacra. No hay más que analizar la displicencia con que abordaron la investigación por presunta corrupción y blanqueo de dinero de los populares valencianos y la laxitud con que se trató a la aún senadora Rita Barberá, que ni echaron ni suspendieron de militancia, simplemente se fue.. con el escaño. La razón de que Ciudadanos se desinfle como un globo de feria pinchado no se encuentra, pues, en el arrojo con que el PP ha acometido su regeneración ética y política, el problema hay que buscarlo dentro de casa y no fuera. Los «Rivera boys», que nacieron al amparo del agujero negro de la corrupción, van a morir, por paradójico que parezca, de éxito. Del éxito que le supuso a una formación de nuevo cuño en el territorio nacional pasar de la nada al todo en cuestión de meses, lo que obligó al equipo de Rivera a una política de fichajes que lo mejor que se puede decir de ellos es que estaban poco contrastados. El cóctel de neófitos, restos de serie y rebotados es la fuente de todos los males de la formación naranja y lo que está llevando a los votantes a la conclusión de que, detrás de esa capa de pintura reluciente que le da Albert Rivera, no hay nada. No cabe otra explicación para la situación en la que se encuentra el grupo municipal de Ciudadanos en Alicante. No es ya que rocen el ridículo político con la presentación de una moción de reprobación contra el concejal de Limpieza que, si no media milagro, van a perder por la ausencia de su portavoz, José Luis Cifuentes, que se encuentra en un congreso de lengua en Alemania. Es que ese esperpento es el síntoma que demuestra que Ciudadanos, con nada menos que seis concejales electos en el Ayuntamiento de Alicante, no ha existido como oposición desde el inicio del mandato del tripartito porque no ha tenido ni estrategia política ni discurso. La nadería es lo que los define. Y lo peor es que no se vislumbra salida porque de donde no hay no se puede sacar.

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