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Con estilo

Una máscara

Una buena máscara es la que creo que hay que comprarse para poder seguir alucinando con lo que nos rodea. Leo en el periódico que se ha inaugurado una exposición SpoSyfy. Viaje alucinante llenita de los objetos más curiosos de la historia del cine mundial, desde armas de Robocop, a la moto de Will Smith en Yo Robot , o la navaja de Ryan Raynolds en Buried, de un español maravilloso, Rodrigo Cortés; pero lo que me ha llamado realmente la atención es que está el gran icono de mi vida, después de, lógicamente el caballito de papiroflexia del poli perverso de Blade Runner, solo superado por los fideos calientes bajo la lluvia que se zampaba en la peli el alucinante Harrison Ford o las caras de la replicante Daryl Hannah antes de cualquiera de sus piruetas mortales. Pues sí, está la máscara, junto a peluca y sombrero, de V de Vendetta... ese increíble icono de revolución que supone vientos de rebeldía, personaje genial solo superado en parte por mi reciente enamoramiento absoluto por el Joker de Jared Leto en Escuadrón Suicida... V de Vendetta, la máscara, que ha dado lugar a cientos de imágenes, de mensajes de Anonymus sobre las cosas y las ideas, que en su día hizo de los hackers y los cibernautas más acérrimos una imagen de lucha contra el canon digital (la verdad es que una cosa es la copia, y otra la burrada que quisieron imponer algunos en cierta ley pasada...), esa máscara, señores, esta en esta tierra y, en concreto, en esta ciudad al alcance de nuestra vista de cerca, incluso... Y digo, incluso, porque ya no te cuento lo que sería de fetichista podérsela probar, vamos y vamos... debe ser que la edad me está haciendo cada vez más iconográfica y amante de los grandes símbolos, pero con la que cae, con la ginkana que supone el sobrevivir cada día, pienso en ponerme esa máscara y me da que me transformo y teletransporto al personaje cual «teletubbie» indignado y con aires de libertad extrema. Se imaginan ustedes coger la «mascarita» y que te ungiese de poder para montarla tan grande como el «prota» en los bancos (por ejemplo, pero en la central eh... que los pobres de por aquí tienen poco que decidir y mucho que sufrir..)... estoy ya acariciando la idea de esa entrada triunfal, a lo Harry el Sucio, en el consejo de administración, mismamente, de uno cualquiera, aunque Bankia me pone más que ninguno... ummm qué gusto más inmenso poder decirles que nos tienen hartos, que este país les debe a todos ellos una gran parte del hundimiento, que ya parece el de la peli de los nazis pero sin búnker si quiera, por no hablar de una de esos pasadizos, metropolitano mediante, que le llevaban a entrar directamente en instituciones varias (madre mía solo de soñar una visitita por ejemplo a la Sede Central de Hacienda, mismamente..) o a espiar algunos cenáculos donde gente de todos (he dicho todos eh, porque ya me da que todos todos están en el mismo «level» de comodidad y serenidad pagadas por los españoles, mientras los emprendedores, por ejemplo, las pasan más tristes que nunca y encontrar un duro es como la proeza de abrir las aguas de Moisés pero en «one minute»)... y así así, me va dando que subiremos al castillo, a ver si Dr. Anonymus me pega algo más solo por influjo de visión y de paso consigo que muchos se desentierren como Ryan y salgan del nicho para espabilar de una vez... sino siempre nos queda agarrar la carrerilla a lo Robocop y que sea la que «dios quiera»... Por lo demás, el sol es cada día más bello, las golondrinas como diría la amada Rosalía «volverán a sus nidos a posar», los pájaros cantan y las nubes se levan

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