Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Toni Cabot

Genios entre recortes

Retumbaba la voz crítica del rector de la Universidad de Alicante, Manolo Palomar, en la inauguración del curso académico clamando contra el «camino deshecho» en la inversión I+D, y unas horas después, a poca distancia, en la sede de la EUIPO, marco del congreso sobre enfermedades neurodegenerativas, Olatz Arteaga, una joven neuróloga vasca con las maletas hechas para proseguir sus estudios en Dublín, elevaba la queja al nivel de frustración tras denunciar que en el campo de la investigación mucha gente se ve obligada a trabajar gratis. Una y otra reivindicación despertaron en mi memoria el entusiasmo que empapó, meses antes, el gran salón del restaurante Maestral, escenario del Premio Balmis que concede el Club Rotary, durante la breve charla del profesor Francis Mojica, un ilicitano que desde su rincón en la Universidad de Alicante ha sacado la cabeza a base de tesón y talento entre la comunidad científica internacional. Mojica, arropado aquel día con los sólidos argumentos de sus colegas de la UA Salvador Ordóñez y Francisco Rodríguez Varela, lamentaba la pérdida de una generación de jóvenes científicos por falta de financiación en esta España incapaz de cortar la hemorragia por donde nunca debió sangrar. De poco ha servido que prestigiosas voces desde fuera, cuando la crisis comenzaba a mostrar sus colmillos, advirtieran de que de lo único que debía prescindir la política científica española era de tijeras que cercenaran los presupuestos dedicados a la investigación. Las quejas que brotan por todas partes aclaran que no hemos avanzado mucho. Hoy, la alegre realidad que encarna Mojica y su investigación sobre nuevos sistemas de detección de secuencias genéticas en bacterias -hallazgo que propicia un diagnóstico más preciso de las enfermedades que producen- conduce a pensar cuánto más lejos se podría llegar si al impagable cobijo que le proporciona la UA (también encumbrada hace muy poco por la calidad de su Facultad de Químicas) se añadieran más medios para competir en la sociedad del conocimiento. Pocas cosas resultan tan obvias como invertir en ciencia e investigación como ruta de progreso de una sociedad que precisa esos peldaños para avanzar con firmeza. Puede que si, como se ha barajado, el nombre de Francis Mojica acaba inscrito en mármol de Carrara merced a una llamada desde Estocolmo para acudir como protagonista destacado a la ceremonia de los Nobel, despierte definitivamente la conciencia de quienes insisten en recortar por donde no se debe.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats