En la variedad está el gusto, eso siempre se ha dicho. Y con la actualidad tan cambiante que tenemos podremos quejarnos tal vez de algo, pero desde luego no de falta de variedad de noticias y acontecimientos políticos de todo orden. De las elecciones vascas y gallegas, de cuyo resultado, aunque haya aún quien tenga el valor de negarlo como la candidata vasca del PSOE, Idoia Mendía, van a depender mucho las cosas que ocurran a partir de ese momento en la política nacional. Y es que aquí puede pasar cualquier cosa. Ya ni nos llevamos las manos a la cabeza. Somos increíblemente versátiles.

En Galicia está claro que la marca potente es Feijóo, porque los que mandan en el diseño de las campañas políticas la han antepuesto a la propia de su partido, como si fuera un independiente. Y es que parece que este candidato arrasa. Lo escuché en una interesante y larga entrevista que le hizo esta semana Pepa Bueno, y lo cierto es que tiene un discurso sensato, fresco, sencillo. Me gustó, no lo oculto, y creo que sería un espléndido candidato a la Presidencia del Gobierno de España. Aunque entre gallegos anda el juego y al otro no lo veo motivado aún para retirarse. Por cierto, que el otro día el navegador, habiendo preguntado por la oficina liquidadora de Elche, me llevó a Santa Pola, al Registro del presidente. Que no me extraña que no quiera venirse para acá visto lo visto, oigan.

En cuanto al País Vasco, el candidato Urkullu también aparece con una imagen renovada, bastante serena y moderna, montado en su bici porta-pancartas para la campaña electoral. Urkullu, que no plantea problemas de independentismo en la actualidad, y con una comunidad autónoma en la que las cosas funcionan y el nivel de vida es tan alto, se presenta con aparente despreocupación a las elecciones, bastante seguro de los resultados favorables que le aguardan.

Otro que tal baila es Sánchez, el que ha sacado una chaqueta de napa, haciendo un revival actual de las que lucía en su día González. Con lo que odia los revivales González, o tal vez será por eso precisamente. A Sánchez la sonrisa le delata. Parece que esté más que feliz, y eso da que pensar a qué atribuir dicha felicidad, si a que tiene un as en la manga, o a que se ve presidente por medio de arreglos de cocina con Podemos, aunque no sé con quién se entenderá, si con Errejón o con Iglesias, ya que es tan público el desentendimiento.