La efeméride de la muerte de Miguel Hernández hace remover la memoria de quien nos dio un vivo ejemplo de perseverancia en la defensa de unos ideales que, evidentemente, no tienen quienes pretendiendo ahora recordarle, promoviendo comisiones y/o sumándose a las mismas, lo hacen con el único objeto de raspar las incongruencias de quienes en el pasado, con su silencio y el de la ideología del partido que representan, menospreciaron y lapidaron la memoria de nuestro poeta.

Y parecen querer tapar aquella frase de la representante municipal que dijo: «Orihuela no le debe nada a Miguel Hernández», concejala que aún se sienta en el Consistorio local. Y qué diría de aquellos afines ideológicos que no movieron un dedo para que su legado se nos fuera a Quesada. Ahora muchos de aquellos de entonces, de los que aún pululan alrededor y algún que otro «florero» local, se aprestarán a bailar el danzón en conjunto y feliz setenta y cinco aniversario. Un trámite pasado, una efeméride cubierta y algunos a seguir viviendo a la sombra de la casa y la higuera del «Poeta del Pueblo».

Leídas las noticias sobre las comisiones, personas, personajes y personajillos a participar, me queda una duda. En ninguna parte he podido leer: «La familia de Miguel Hernández ha sido invitada a los actos del 75 aniversario». Es posible que los responsables municipales no sepan que Miguel tenía y tiene familia, pero puede ser que nuestra corporación no lo sepa. En esta ciudad, con tanta cultura y tradiciones tan evidentes pero ocultas, todo es posible. Tal vez después de que pasen ocho o diez corporaciones más del mismo signo se pueda resolverse la decadencia actual.

Orihuela es así, por lo tanto para qué la vamos a cambiar si cada vez las cosas van a peor y ya nos hemos acostumbrado. Pues adelante.