Estimado Don Eleuterio:

Probablemente se extrañará que haya tardado tanto desde mi última misiva y la razón es sencilla: no sabía qué contarle de nuevo. Trataré de explicárselo. Verá usted, el 26 de octubre de 2015 el excelentísimo señor Mariano Rajoy y el Rey Felipe VI firman del decreto de disolución de las Cortes y convocan las elecciones generales para el 20 de diciembre siguiente, lo que significa que ya llevamos 330 días con un Gobierno en funciones, que poco a poco se va reduciendo en número, ya que cuando por cualquier razón se va un ministro, su cartera se le pasa a otro en funciones.

En estos 330 días ha habido dos convocatorias electorales y dos investiduras fallidas, una de Pedro Sánchez, que pretendía gobernar con sus 90 diputados con el apoyo de Ciudadanos (40) y Coalición Canaria (1); el segundo intento de investidura lo protagonizó Rajoy con sus 137 diputados y el apoyo de Ciudadanos (32) y Coalición Canaria (1). Y ahora, después de este último intento de investir a un presidente, estamos pendientes de que pasen las elecciones vascas y gallegas, que son el próximo domingo? y ya nadie, ningún analista ni comentarista ni tertuliano se atreve a aventurar qué va a pasar. Lo que sí parece claro es que Pedro Sánchez puede hacer un último intento de formar un «gobierno Frankenstein» del estilo del que, en su día, le permitió obtener la segunda Presidencia al doctor Rafael Caldera en Venezuela y que fue la antesala de la llegada del comandante Chávez; este gobierno fue conocido, con un toque de humor caribeño, como el Chiripero.

Así están las cosas y, para liarla un poco más, vuelven los ventiladores de la corrupción y las acusaciones entre partidos, ya sabe usted, el «y tú más». Claro que esta vez las piezas son de caza mayor, por una parte, Chaves y Griñán, y por otra Rita Barberá. El DEL define corrupto, de manera extensa, como aquel «que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar», por lo que no es el momento de ver quién es más corrupto, sino que la Justicia, que bien podría ser más rápida, determine la culpabilidad del presunto y se respete la presunción de inocencia hasta que los jueces tomen su decisión.

Como usted bien conoce como protagonista, y ministro en tres ocasiones, la Primera República Española fue el régimen político vigente en España desde su proclamación por las Cortes, el 11 de febrero de 1873, hasta el 29 de diciembre de 1874. Esta primera experiencia republicana transcurrió en un periodo caracterizado por la inestabilidad política -5 presidentes de Gobierno en 686 días-, a la vez que estuvo marcada por tres conflictos armados simultáneos: la tercera guerra carlista, la sublevación cantonal y la Guerra de los Diez Años en Cuba.

Indudablemente el tema político, en su época, era bastante movido y, según cuentan las crónicas, en una reunión del Consejo de Ministros celebrada el 9 de junio de 1873, en la que el presidente Estanislao Figueras y Moragas había agotado su paciencia y en un momento de la sesión, exclamó en su lengua materna: «Senyors, ja no aguanto més. Vaig a ser-los franc: ¡estic fins als collons de tots nosaltres!». Se cuenta que, dados los rumores de un posible golpe de Estado, el 10 de junio, Figueras, presa del pánico, huyó a Francia: «Dejó disimuladamente su dimisión en su despacho en la Presidencia, se fue a dar un paseo por el parque del Retiro y, sin decir una palabra a nadie, tomó el primer tren que salió de la estación de Atocha y no se bajó hasta llegar a París». Todo estos hechos, usted seguro que los conoció de primera mano, ya que fue ministro de Estado -28 de junio-18 de julio de 1873- bajo el gobierno de Francisco Pi y Margall, que fue el sucesor de Figueras.

A diferencia del presiente Figueras actualmente, en este país, nadie se va de la política, ni con agua caliente, les da lo mismo que arrastren a sus partidos de «victoria en victoria, hasta la derrota final», ahí tenemos los casos de Pedro Sánchez, Odón Elorza, Patxi López, Óscar López? que no los votan ni en su jurisdicción; también tenemos demasiadas caras muy vistas en el Partido Popular, que aunque «ganen» elecciones generan rechazos insalvables que los incapaciten para formar un Gobierno.

En fin, don Eleuterio, en estos momentos y en este país, conozco a muchos que participan de la expresión tan clara y catalana que se le atribuye a don Estanislao Figueras, e indudablemente agradecerían que tomaran nota de lo que el presidente republicano hizo en su día y que sigan el sabio consejo de la gran Lola Flores: «¡Si me queréis, irse!». Suyo atentísimo.