El alcalde de Elche, Carlos González, fue el único regidor de la Comunidad Valenciana que intervino en la cumbre entre Cataluña y la Comunidad Valenciana que se celebro el pasado día 21 en Valencia para reclamar el Corredor Mediterráneo. Este artículo está basado en su intervención, en la que consideró inaceptables los retrasos en la ejecución de las obras de esta infraestructura ferroviaria.

El Corredor Mediterráneo se ha ido ganando a pulso durante estos últimos años el apodo de «El Corredor del Olvido». Como ya ha quedado patente en decenas de escritos, foros, reuniones y congresos, llevamos reclamando esta obra desde hace mucho tiempo y, cuando estamos a un paso de 2020, no parece que se vislumbre una solución definitiva, a lo que contribuye, sin duda, la provisionalidad y la parsimonia del Gobierno central del PP.

Como alcalde de Elche, una de las grandes ciudades valencianas del Arco Mediterráneo español, considero necesario enfatizar la importancia de esta infraestructura ferroviaria para el desarrollo socioeconómico en el ámbito local y, por tanto, para la generación de empleo y riqueza en los municipios. Así mismo, deseo expresar mi preocupación por los injustificables e inaceptables retrasos que acumula su ejecución, que suponen un auténtico freno para la recuperación económica.

Las empresas industriales ubicadas en nuestros municipios están volcadas en la estrategia de la internacionalización y ven en los países de la Unión nuevos mercados donde vender sus productos, por lo que una comunicación por ferrocarril rápida, moderna y eficiente es irrenunciable.

Elche es un municipio con una economía diversificada, abierta y de fuerte tradición exportadora, cuyo pilar fundamental es la industria del calzado, aunque también tenemos una fuerte vocación turística, reforzada por nuestros dos patrimonios de la Humanidad: el Palmeral y el Misteri.

En consecuencia, para la economía local, el Corredor Mediterráneo es imprescindible para fortalecer la competitividad e impulsar el crecimiento económico y, por ende, el empleo. Y estoy seguro de que se puede decir exactamente lo mismo para el conjunto de ciudades valencianas del Arco Mediterráneo, dado que constituirá uno de los principales ejes de transporte de la península ibérica, junto al que se localizan la mayor parte de los principales puertos españoles (Barcelona, Tarragona, Valencia, Alicante) y los aeropuertos de mayor volumen de tráfico (Barcelona, Alicante-Elche o Valencia).

En estas ciudades de la Comunidad Valenciana se concentra no solo un gran potencial turístico, sino también una gran parte de la producción de España en los sectores agroalimentario, cerámico, textil, de automoción, calzado, juguete y mármol, entre otros. Por ello, el Corredor Mediterráneo es una herramienta fundamental para potenciar las exportaciones, además de elemento básico para optimizar los costes de distribución y factor clave para la competitividad de las empresas.

Los municipios también vemos un factor de desarrollo y progreso en la conexión de los grandes núcleos urbanos del Corredor para el transporte de viajeros. Reducir los tiempos de viaje entre las grandes áreas urbanas del Arco Mediterráneo será un factor determinante en el desarrollo del turismo y para acercar territorios y personas, con el potencial que ello conlleva.

Por todas las razones expuestas, para los municipios de la Comunidad el Corredor Mediterráneo significa mejorar sustancialmente las condiciones en las que se desarrolla su actividad, el turismo y nuestros sectores industriales, lo cual supone favorecer el crecimiento y, sobre todo, generar empleo, nuestra mayor preocupación.

Así mismo, el Corredor Mediterráneo también supone poner el foco sobre el medio ambiente, porque aumentar el tráfico de mercancías por ferrocarril es un elemento básico en la estrategia de reducción de emisiones de CO2, una preocupación creciente en las grandes ciudades.

Son muchas las razones que nos asisten para exigir que el Corredor Mediterráneo sea una auténtica prioridad para el Gobierno de España. Prioridad en los presupuestos y en la acción de gobierno para que no pase ni un minuto más como «El Corredor del olvido» y se convierta en un factor que contribuya decididamente al incremento del progreso, de la prosperidad y del bienestar de nuestros municipios.