Mucho estamos oyendo hablar del agua desalada en los últimos meses. Más si cabe aún en estos días, sobre todo por su alto coste y poca calidad, que la hace poco saludable para nuestros campos. Es indudable que el agua desalinizada, en contra de lo que dicen algunos, no es una alternativa a los recursos procedentes del Trasvase Tajo-Segura: «El agua desalinizada es sólo un complemento».

Pero, ¿qué vamos a hacer en los próximo meses si, como la climatología continúe sin darnos un respiro, no tenemos más recursos disponibles?

En el año hidrológico presente, que termina el próximo día 30, tuvimos que echar mano a unos 35 hm3 de agua desalinizada. La previsión, si el Gobierno hace su trabajo, es que para el próximo año tengamos disponibles, «como complemento», para utilizar cerca de hm3.

Que nos tenemos que preguntar: ¿Qué va a pasar con nuestros campos si los regamos con agua desalinizada? O, ¿qué pasaría si no tuviéramos otros recursos disponibles?

La respuesta puede ser parecida: en el primer caso nuestros campos se verían seriamente perjudicados por la mala calidad del agua desalinizada; en el segundo caso se verían muy afectados por la falta de agua (muchas plantaciones no aguantarían).

Y no hablemos de empleo y riqueza (es más que obvio), ¡hablemos de familias!

Lo que tenemos que hacer es pensar en qué pasaría con esas familias que han vivido toda su vida de cuidar sus campos y que no tienen otra forma de vida. O pensemos en esos jóvenes que, debido a la falta de trabajo, están ganándose un «jornal» al haber tenido que volver a cultivar esas tierras que les dejaron en herencia sus padres o abuelos.

Señores políticos, piensen y/o recapaciten. Piensen en la cantidad de familias que dependen del agua, que dependen de que ustedes se pongan de acuerdo.

Es complicado, no se ponen de acuerdo ni siquiera en educación, pero ¡empiecen por algo! Pónganse de acuerdo en un «Plan Hidrológico Nacional definitivo», que cumpla con las expectativas de todos los españoles, y que el agua sea un bien de interés general.

Hace unos meses, de vuelta de una reunión en el Ministerio de Agricultura, hice una visita a Cuenca. Os puedo asegurar que, desde que dejé la Autovía de Madrid, hasta llegar a Cuenca, no me encontré con más de diez coches, y eran bastantes kilómetros.

Yo no digo que no hubiera que hacer esta autovía, seguro que hay muchos españoles que la utilizan a diario, pero piensen en qué «Autovía del agua» sería necesaria para que en el Sureste español no nos falte agua.

Y podríamos tener más complementos... Todavía no estamos depurando todas las aguas residuales con tratamiento terciario. Piensen de nuevo: ¿Qué inversiones hay que realizar para que podamos aprovechar el 100% de las aguas residuales? Si lo piensan, la solución no les va a costar mucho.

En fin, dejemos de hacer demagogia, no utilicemos el agua para conseguir o conservar votos, y trabajemos por la gente, que es para lo que estamos.