Como ya sabíamos, el PSOE es el peor enemigo del Partido Socialista Obrero Español. Y es que la vieja guardia y los barones, amantes de los intereses creados y melifluos socialdemócratas, apuntan con sus esperpénticos fusiles contra el secretario general, Pedro Sánchez, y la dirección socialista. El día después del 25-S será el momento del Comité Federal para mover la bandera de la abstención que dé aire a Rajoy, presidente en funciones y aspirante a presidente otra vez. Se lo ha ganado a pulso por ser un muchacho excelente que siempre lo será. El cinismo puro y duro, las burdas manipulaciones y la arrogancia merecen ese galardón. No, no es fácil un gobierno del cambio por mucho que Sánchez lo intente. Ni Podemos ni Ciudadanos colaboran con sus mutuos vetos. ¿Así funciona la nueva política? Tampoco colabora el fundamentalismo de los separatistas. No obstante, aun aparcando el derecho a decidir, numerosos líderes territoriales del PSOE rechazan ahora, yendo más allá de lo aprobado en diciembre, cualquier acuerdo. ¿Han consultado a la militancia? Vale que se intente evitar más elecciones de una u otra forma. Lo que produce bochorno es la guerra civil en el seno de un partido con medio partido que no quiere que gobierne su partido y la falta de criterio común ante al PP. La parodia nacional no tiene límites y sigue la juerga. El expresidente extremeño Rodríguez Ibarra amenaza con marcharse. No estaría mal. Hay tantos lastres que sobran? Ni es cuestión de quitar a Rajoy y poner otra cara. El problema no es él simplemente, sino todo su grupo. Los hechos y el variado menú de la corrupción cantan por sí solos. Ibarra defiende que la patriota Barberá no deje el parque de ocio del Senado, que es suyo. Santa Rita, guita, el escaño, la financiación irregular y el presunto blanqueo no se quitan. Ibarra, Susana Díaz y otros resaltan la honradez de Chaves y Griñán pese al fraude de los ERE, cosa que abochorna a la presidenta andaluza, quien pide sin pudor y a renglón seguido que la justicia sea contundente con estas irregularidades. Empieza la cuenta atrás para Pedro. Puntapié, abstención, «oposición útil» y a gozar con el mal menor de un Rajoy en minoría.
