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Mariola Sabuco

Por interés sentimental

Soy una mujer nacida en Elche, perteneciente a una familia valenciano parlante y a una generación a la que no se le permitió hablar en valenciano porque estaba mal visto y la sociedad de entonces, en general, consideraba que era algo propio de paletos. Mis abuelos, padres, tíos y primos hablaban entre ellos en la llengua y a mí siempre me hablaron en castellano. Estudié valenciano de muy mayor, por mi cuenta, en una escuela de adultos, por razones sentimentales, para poder comunicarme con los míos y sentir que teníamos algo más en común que unos apellidos. A diferencia de Cataluña, donde la burguesía usó el catalán como un signo de mayor prestancia social que provocó que muchos lo quisieran hablar, la Comunidad Valenciana se abrió a la inmigración sin poner reparo alguno a la dilución que implicaba en las costumbres, en las fiestas tradicionales y en la lengua. Sin ir más lejos, en mi ciudad natal, hoy se celebra más la fiesta del Rocío que la de la Ascensión. Así lo queremos todos y a esto se ha llamado integración, lo que ha generado cooperación, convivencia y riqueza. Me gustaría que se hablara más el valenciano. Yo, con mis serias limitaciones, procuro hacerlo a diario, pero no me convence que para fomentar su uso se le vincule al inglés como ha hecho el conseller Vicent Marzà con su proyecto de plurilingüismo que plantea que solo habrá más asignaturas en inglés si hay más asignaturas en valenciano en los centros educativos. De esta manera, el valenciano se convierte en solo un medio para llegar al fin que es el inglés. No se debe usar como moneda de cambio para imponerlo a quienes no quieren hablarlo. En esta Comunidad, a diferencia de otras como Galicia, el País Vasco o Cataluña, se ha hecho muy poco para fomentar sentimientos favorables hacia la llengua y no creo que imponiéndola, bien directamente o con subterfugios, se vaya a mejorar su situación. Ojalá me equivoque. La decisión de Marzà de mantener la exención del estudio del valenciano algo que solo practican un 1,8% de los padres, pese a que hace unos meses aseguró que la iba a eliminar, no parece más que temor a manifestaciones a la puerta del Palau. Para bien o para mal hoy en día, las lenguas se hablan por razones de interés; crematístico, en el caso del inglés; sentimental, en el caso de las minoritarias. Aquí no se ha querido o no se ha sabido dotar al valenciano de ninguna de las dos cualidades.

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