Miguel Herrero San José, eterno concursante de Soy el que más sabe de televisión del mundo (Cuatro, 2005-2006), está a punto de publicar un nuevo libro, La historia del Un, dos, tres tras los dedicados a la televisión de los 80 y los 90. En principio se iba a titular Por 25 pesetas, pero al tratarse de una obra fundacional como ésta, historia pura y dura de la televisión en España, tampoco se trataba de despistar al lector. El presentador y estudioso vallisoletano acoge en su domicilio de Portillo un museo vivo del programa que, según muchos encuestados, es el mejor de la historia de TVE.
Lo de Miguel Herrero San José es puramente vocacional. Siempre le fascinaron la televisión en general y el Un, dos, tres en particular. Lo sabe todo sobre el programa. Lo que se vio y lo que quedó en la trastienda. Pertenece a ese club de fans que todavía a fecha de hoy se reúnen de vez en cuando para rememorar todo lo que tiene que ver con el formato. Mantienen el contacto cariñoso con sus azafatas y humoristas.
Para que se hagan una idea de la teleadicción de Miguel Herrero baste una anécdota. El lunes 28 de octubre de 1996, día que TVE celebraba el 40 aniversario de su fundación, a los programadores no se les ocurrió mejor idea que encadenar, en La 2, una serie de programas añejos con los que celebrar la efemérides. Sólo había un problema. Ninguna revista especializada recogía esa programación porque todo se había improvisado a última hora. E
El Teletexto era una de las escasas armas con las que los teleadictos contábamos para conocer la programación actualizada. Cuando Miguel Herrero se encontró con que TVE había programado para las 12 del mediodía el primer Un, dos, tres conservado presentado por Kiko Ledgard, salió del instituto en el recreo, y se fue a casa a grabarlo. Con ansiedad.
