Para mis amigos el favor y para mis enemigos el cumplimiento irrestricto de la ley.

El 1 de agosto de 2012 este mismo diario publicaba que el CEFIRE de Elche, Centro de Formación del Profesorado, cerraba sus puertas tras 25 años de servicio sin que por parte de la Administración, gobernada entonces por el Partido Popular, se diera ninguna explicación. Nunca se argumentó por qué Elche, la tercera ciudad más grande de la Comunidad Valenciana, se quedaba sin este referente para la educación que, además, era de los más activos, mientras se mantenían los de Orihuela o Elda. La respuesta se intuía. Era un «castigo» a las movilizaciones y al protagonismo que los profesores y otros entes sociales habían ejercido en defensa de la enseñanza pública desde Elche. Se realizaron varias protestas denunciando el cierre pero, como todos sabemos, sin ningún éxito.

El pasado 27 de agosto la edil de Educación del Ayuntamiento de Elche, Patricia Macià, anunciaba en declaraciones también a este diario que Elche volvería a contar con un CEFIRE.

Muchos nos alegramos de esta noticia, porque finalmente se hacía justicia dotando a Elche de un centro para la innovación, la calidad y la mejora de la educación en nuestra ciudad.

El 7 de septiembre, Carlos Sánchez, concejal socialista del Ayuntamiento de Elche, anunciaba públicamente su nombramiento como nuevo director del CEFIRE ante el claustro de profesores del centro donde ha ejercido como director durante varios años. Para mí ha sido una gran sorpresa no porque cuestione la valía de Carlos Sánchez, al que conozco personalmente y del que creo honestamente que ha sido un buen director en el IES Cayetano Sempere, sino por emplear para el nombramiento las mismas formas que utilizaba el PP, cuando gobernaba, y que tanto se criticaban desde el PSOE entonces.

Pepa Bueno en la Cadena SER realizaba hace unos días un oportuno comentario sobre la «ristra de abusos del PP en las administraciones» a propósito del caso Soria y justificaba así la necesidad de que este último episodio sirviera para que se regulara el nombramiento de nuestros representantes en organismos internacionales, estableciendo «quiénes, por qué, con qué méritos y a través de qué mecanismos trasparentes». La comparación me parecía casi perfecta con el caso del CEFIRE, no por el quién sino por el cómo se ha realizado.

Es inevitable que nos acudan a la cabeza varias preguntas: si tan importante es el CEFIRE y la educación para el Ayuntamiento de Elche y para la Conselleria, ¿por qué no se ha realizado un proceso de selección abierto para elegir el mejor proyecto bajo unos criterios? ¿Tanta prisa había? ¿Se puede dirigir un CEFIRE al mismo tiempo que se ejerce de concejal en un Ayuntamiento de una ciudad tan grande como Elche? ¿Tan baja consideración tienen el Ayuntamiento y la Conselleria sobre el perfil profesional de los profesores que prefieren elegir a dedo, sin concurso público, a una persona que ya está ocupada en un puesto público antes que buscar a alguien que desempeñe con dedicación exclusiva el puesto? ¿Cuál es el requisito para ser valorado dentro de la Administración? ¿Estar bien posicionado dentro del PSOE?

Carlos Sánchez ha comenzado a conformar el equipo que le acompañará en su nueva ocupación. ¿Cómo será elegido este equipo? ¿Cuáles son sus méritos? Seguramente serán profesionales competentes, pero nadie puede negar que el hecho que determina que vayan a trabajar en el CEFIRE, cobrando el complemento correspondiente, es conocer a Carlos Sánchez, pues no han de cumplir ningún otro requisito específico. En cambio, el resto de profesores ha de cumplir fielmente todos los requisitos que se publican en las convocatorias de acceso al CEFIRE como asesores. Es decir, para unos el favor, para otros, el cumplimiento irrestricto de la ley.

Me parece legítimo que dentro del partido se ajusten y se nombren los cargos según los mecanismos de cada partido, sea a dedo, o sea como sea; pero no se puede consentir que se utilice la Administración pública según intereses partidistas, dejando claro que en la Administración pública no se valora la carrera profesional sino la carrera política, tal y como veníamos denunciando que ocurría con el PP con la selección de inspectores, por ejemplo.

El CEFIRE puede ser un organismo realmente importante y decisivo para motivar cambios cualitativos en la educación de nuestra ciudad y de nuestra comarca, impulsando proyectos de mejora de la calidad docente, dando la oportunidad a los profesores de compartir los mejores recursos, animando y favoreciendo nuevas metodologías, liderando, en definitiva, el famoso «cambio o primavera educativa» que tanto se impulsa desde Valencia, pero para eso hace falta creérselo.