Esto de formar Gobierno, de conseguir que los candidatos se pongan de acuerdo en algo, está costando, de momento, más que un embarazo con su correspondiente parto.

Nueve meses llevamos con un gobierno en funciones y... ¡no pasa nada! Recuerdo que en el mes de diciembre pasado, cuando se produjo el cómputo de los votos en las primeras elecciones y vimos que ni unos ni otros, de ideología parecida, podían formar un gobierno, recuerdo, digo, que se me estrujo el estómago pues me parecía que ese hecho suponía un auténtico desastre para España. Pensaba en el desgobierno, en la falta de directrices en toda materia y, claro, para mí era una hecatombe. La verdad es que lo de tener estrujado el estómago me vino bien pues conseguí perder unos cuantos kilos que, como no podía ser de otra manera, he recuperado este verano a base de cervecitas y buenas comidas sustanciosas, de miles de calorías, que están suculentas y que engordan un montón, pero que me quiten lo «bailao». Un verano que, exceptuando unos pocos días, ha sido maravilloso en cuanto a temperaturas, hecho este que predijo Jorge Olcina y que no concuerda con lo del calentamiento global.

En fin que eso del calentamiento global vendrá a posteriori, por lo que, espero, se adopten las medidas necesarias para que no ocurra pues tuvimos un arranque de septiembre a 40 grados a la sombra que no me costó la vida de milagro y gracias a las cervecitas bien frías.

Bueno a lo que iba. Nueve meses después seguimos igual. Pero igual, igual: hemos ganado las elecciones, dicen unos, que no es no, dicen otros, que ni si ni no, dicen estos, que vamos a por un gobierno del cambio total, dicen aquellos y que nos vamos y nos vamos y nos vamos dicen los demás. Señor, ¡que país!

Es evidente que ninguno de nuestros políticos está pensando en todos los españoles sino en sus partidos políticos que, visto lo visto, andan a greñas en todos los que conforman el espectro político. Están peleados entre ellos y son unas peleas tan graves que han trascendido a la prensa que habla sin tapujos de los líos que todos tienen.

Pero es que ahora no se trata de solucionar problemas de los partidos sino de facilitar el gobierno de una nación diversa y diferente, tan diferente que los de Europa están con los ojos redondos y boquiabiertos ante una situación tan inusual. Una situación que se está convirtiendo en grave pues ya de momento no tenemos presupuestos, con lo cual, además de no cumplir con Europa, nuestras comunidades autónomas no saben como se van a financiar... Y eso es grave, muy grave, especialmente para los diferentes presidentes de las Comunidades que empiezan a ponerse nerviosos ante un futuro que ven negro.

Y a todo esto todos los parlamentarios cobrando por no hacer nada pues no van a su puesto de trabajo ya que no hay actividad parlamentaria pues los líderes están a lo que están, es decir a lo de no encerrarse en una habitación y, transcurrido el tiempo que haga falta, salir con un pacto bien parido que permita la reconciliación de todos los españoles, que falta nos hace.