Este fin de semana no he parado de pensar en el gran Paolo Sorrentino, heredero de la luz, el glamour y la chispa del mejor Bertolucci. La vida es un gran show donde la belleza es, sin duda, gran parte de ella, con todo lo que comporta. La imagen, la chispa de una mirada, el «envoltorio» de exultante apariencia que nos hace vibrar, olores, sabores, texturas, miradas, colores, formas... Una suerte de imágenes en la retina que jamás pasan desapercibidas una vez que entran por ella y se quedan, como reflejos de sentimientos añadidas a ese pequeño ordenador, a bordo, que llevamos sobre nuestros hombros el resto de toda una vida. Esa vida que, esta vez, me ha llevado hasta un barco, en medio del Báltico. En medio de la inmensidad de ese azul que tornaba desde el grisáceo al profundo azul, con los colores de una tarde de otoño, anaranjado hasta el reflejo de nuestros deseos tuve ese inmenso honor que es presentar una colección de un gran amigo y diseñador: Ion Fiz que, una vez más ha confiado en una magnífica empresa de Elda, sus maravillosos zapatos y complementos (Mupra Shoes) para calzar el avance de colección encima de la proa de un barco, en una cubierta entre copas de cava, música en vivo y una maravillosa compañía: amigos como María Eugenia Yagüe, Jesús Mariñas, Paloma Barrientos, Carmen Duerto, Elio Valderrama, Claudia Saez, Anita Cufari o Nuria, redactora genial de la revista Viajes y con la compañía de Ana, Tamara e Itziar de esa gran empresa crucerista española y gigante del turismo llamada Pullmantur. La experiencia, que nos aromatizó con sabor de primera Café Jurado (todo belleza también en oro y negro para Ion Fiz) ha sido increíble como presagio de una Semana de la Moda en toda España que tendrá en Madrid el reflejo de nuestra tierra. Estoy deseando ver a Juan Vidal y a Hannibal Laguna desplegar su buen hacer también sobre la alfombra de la MBFWM y soñar con sus andares, volar con sus luces, patrones, eternas siluetas femeninas y, sobre todo, con el inmenso placer que supone que mi tierra de Levante, Alicante, sea uno de los sitios donde se crea desde los pies a la cabeza mujeres y hombres únicos. Pues lo dicho, emulando las tardes del Lido de Venecia y hasta casi al Fellini hasta decadente pero finalmente único en la terrible visión romántica del mundo, al atardecer, con la brisa soplando, en medio de la nada y la inmensidad del todo (fantástica); en esa mágica franja de luz tornasolada, pasearon mujeres infinitas y un hombre único frutos de una imaginación desbordante, esa que hace que la creatividad inunde talentos y emocione, todo lo que revela el indudable toque de la magia humana? por mucho que digan o que piensen de futuro, esa capacidad que destilan algunos entre los dedos es un milagro, un toque de cuasi divinidad que distingue y embarga. Por eso cuando la vida te da el inmenso privilegio de disfrutar de estos momentos es, cuando, aunque alguna vez no te hayas dado ni cuenta, con los años piensas que es un regalo que debes aprovechar en cada destello, segundo o fotograma; atardecía por los Fiordos en ese momento en que, escuchando en el Iphone un musicón, lloré de pura emoción, porque si hay algo que los años me están enseñando es que las personas, la familia, los amigos, el amor, el trabajo bien hecho y disfrutado, un buen café, un abrazo o simplemente un paisaje son tan únicos que, aunque no lo parezca, los quiero atrapar con mis manos, detener el tiempo y quedarme entre esos instante para siempre? como si no hubiese más allá, ni horizonte. Atrapada como Harold Lloyd entre sus agujas, casi colgando en blanco y negro y retenerlos para siempre. Así que, en estas ha transcurrido unos días que, mientras han terminado con una anécdota, esa portada del Hola que está dando que hablar hasta el infinito, si de algo me alegro es de que Hannibal Laguna haya hecho los dos vestidos de la exclusiva, bien por uno de los nuestros, aunque en fin? se supone que la casada en cuestión, hija de la «más grande» no vendía exclusivas, o eso decía, que nunca lo haría, ni siquiera en la revista decana del corazón de este país. Y ha ardido Troya, vamos, con la cuestión de esta boda y el faranduleo nacional, así, para abrir boca de una semana de glamour. Tanto fuego como el que unos individuos inmorales y quienes están detrás, no nos equivoquemos, con expúreos inversores de futuro (por dios luchemos todos porque nunca jamás hagan nada en esos terrenos robados con fuego a nuestra naturaleza), han provocado en mi Tierra hasta sangrarla y oscurecerla. Pero todo volverá a su cauce, porque sabemos y mucho. Ahí queda la cosa, y mientras, gracias Alberto Luna, Saúl Carrasco, Raquel Miró, Juan Ferrando, Diana Ripoll, Eli Deep, Itxaso Badell y Javier Espadas. Feliz domingo. Y por encima de todo, gracias Álex Peral que ya tienes 16, a ti va dedicado todo, siempre.