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Marc Llorente

Apuntes afilados

Marc Llorente

El cuento político de nunca acabar

Sánchez se pone el atuendo de chico generoso y humilde y puede prometer y promete jugar al billar sin tregua con «las fuerzas políticas del cambio», dice. Se verá si dan taco con bola o si hay carambolas y acuerdos, que no parece. Rajoy fracasó en la arena del hemiciclo y hubo que atenderle en la enfermería del Congreso después de recibir varias cornadas en la pierna derecha. Tenía resuelto que el exministro Soria triunfara, con los papeles de Panamá en el bolsillo, como flamante candidato (ya no) al Banco Mundial, ese organismo que ha financiado proyectos de destrucción medioambiental masiva o que puede prestar billetes a gobiernos que pisotean los derechos humanos. Junto a su querido primo, el Fondo Monetario Internacional, comparte el honor de contribuir a esas autoritarias políticas de ajuste estructural con un «¡que se jodan!» dirigido a los más vulnerables. Así se pretende reducir la pobreza. El diestro Rajoy aspira a continuar toreando al bicho de nombre Pedro, de la ganadería de Ferraz, y a salir por la puerta grande. La res socialista corta la oreja del matador, de momento, y propone poner fin al reinado del inviolable líder del PP. Existen motivos poderosos, por lo que haría falta aparcar las asperezas y asumir puntos de encuentro en beneficio de la higiene política y la dignidad. Lejos de arrogancias y a la altura de la situación. Y sin homilías electorales desde los púlpitos, cosa que suele ocurrir machaconamente. El love story del PP y Ciudadanos no circula, pero ambas fuerzas confían en que se evite la repetición de los comicios tras el 25-S, día de las elecciones gallegas y vascas. Rajoy seguirá intentando pactar con los socialistas e implora, a lo que se une Rivera, para que el PSOE obtenga calabazas en las autonómicas, coja miedo de cara a otras posibles generales y aflore la abstención. A su vez, Sánchez espera aún que populares y PNV intercambien cromos. Los vetos cruzados impiden que el partido naranja se sume a una alternativa con Unidos Podemos. ¿Unidos se puede desbloquear el asunto? El cuento político de nunca acabar y lo de «la culpa es tuya» siguen en pie. Pero la abstención socialista está más cerca.

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