Es 7 de septiembre. Y sería hermoso que llegada la hora del informativo, en un momento dado del sumario, sus editores se acordasen del acontecimiento vivido la pasada madrugada. Del mismo modo que no hay 15 de agosto sin imágenes del Misteri ni último miércoles de agosto sin Tomatina ni principio de agosto sin una secuencia del Celedón descendiendo por la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria, y así podríamos seguir enumerando hasta un par de centenares de noticias relacionadas con la fiesta en las agendas de las previsiones de los profesionales que se ocupan de estos menesteres, así también Villena merecería su minuto de gloria en el Telediario de un modo rotundo e insoslayable cada siete de septiembre.
«Y volvió a suceder», podría decir la presentadora. «Los 10.000 festeros de Villena volvieron a vivir su particular noche en vela desfilando hasta el amanecer acompañados por más de 120 bandas de música, en lo que supone la mayor concentración de músicos de toda Europa. Hablando de música, y como anécdota, podemos citar el paso de las tres comparsas centenarias que cerraron esta Cabalgata de ensueño, el Bando Marroquí, los Moros Nuevos y los Moros Viejos, que todavía en este 2016 continúan su tradición de desfilar a pasodoble, y no a marcha mora. Las imágenes que ven sucedieron entre las 4 y las 5 de la madrugada. Un año más, se cumplió el ritual al detalle».
Podría decirse de muchas formas, apostillar con mil anécdotas, emplear miles de imágenes de recurso, a cual más vistosa. Pero lo que está claro, al menos para quien les habla, es que las televisiones no deberían soslayar, como lo hacen, el que es sin duda el más excelso desfile nocturno de nuestra geografía. Quizá algún año. Cómo me gustaría.
