Alguna vez escribí aquello de los niños saltando las olas de la Explanada, jugando a no pisar o a pisar el blanco. Ir paseando con un cucurucho de esos blanco y negro, y esa fuente en la Plaza del Mar con los chorros mucho más altos que ahora, la tómbola de la beneficencia y los fuegos y traca del Postiguet. Por cierto, ya no hay traca.

La Explanada es lo más emblemático de Alicante y tal vez de toda la provincia.

Medio kilómetro para explicar nuestra historia desde 1830, más de seis millones y medio de teselas de 4x4 centímetros para explicar matemáticas, más de un millón de personas para explicar economía, antropología y moda.

Testigo de tantas historias... a mí me gusta esa de que los chicos iban por un lado y las chicas por otro y se cruzaban para decirse cosas. Así se conocieron Carmen y Paco cuando él se atrevió a decirle:

«Te casarás con quien quieras».

Esos conciertos en la Concha que deberían publicitarse y que suban allí más artistas y gentes, llevar a los niños de los coles a estar allí arriba.

Hacer certámenes de villancicos en Navidad (esto, tal vez, solo se puede hacer en Alicante al aire libre) promover conciertos de músicos noveles de toda la provincia, que sea un lugar de ensayo, de arte, de comunicación. Que suba el que tenga algo que decir, que sea un espacio de libertad (como los spikers de Londres en Picadilly)

Poner la horchata del Peret en los folletos de turismo, y cuidar las palmeras, que faltan 8. Creo que, polémicas aparte, el monumento de los soldados y la escultura de Ripollets quedarían mejor en otro lado y recuperar la columna de los mártires de la libertad (se podría ampliar a víctimas del terrorismo).

Hace tiempo que propongo una súper exposición permanente sobre la historia de la Explanada, con paneles que cuenten, en diversos idiomas, su historia, sus anécdotas, que recuerden a Don Agatángelo, al Negro Lloma o a Caruso, y lo mejor: un lugar donde todos los alicantinos puedan poner sus fotos de ayer y hoy, ¿quien no tiene una foto en la Explanada? Llenar un enorme panel de esos pequeños recuerdos de la luz, del ocio, de la diversión por nuestro paseo de palmeras. Muchas en color y las más bellas en blanco y negro.

Hay que hacer algo para que volvamos a ella, para que nos sentemos en sus sillas de madera, en sus bancos de mármol rojo, en sus terrazas y kioscos.

Otro proyecto se llama «Explananos» y consiste a llevar a todos los niños allí, los domingos, a conocerla y a divertirse en ella, eso es lo que hemos hecho generaciones de alicantinos desde hace 186 años, por lo menos.