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No es no

Últimamente tengo la extraña sensación de haberme convertido en un ser menor, un bichejo unicelular, una ameba. También, a veces me siento como un ratón de laboratorio correteando ciego entre retortas y tubos de ensayo. El casi un año de pruebas, conversaciones, consensos, pactos, tanteos mucho me temo que no van precisamente encaminados a salvar al país de la hecatombe en la que ha ya tiempo se debate si no en algo más pedestre y enfermizo: pillar cacho. Así de simple, así de tremendo. El ratón puede palmar en el tránsito, ese mismo ratón al que quieren gobernar. Pero tanto da. Se pretende una supuesta regeneración democrática y se pacta a diestra y siniestra. No importa el aliado, no importan los medios porque el fin es ocupar la poltrona de Maquiavelo. El último gran pacto entre riverianos y marianistas roza las lindes de la opereta bufa. Lo primero es blanquearle los dientes al PP que están hasta arriba de sarro y de piorrea, para que pueda gobernar luciendo nueva sonrisa. Y se sientan los tíos a dilucidar qué es corrupción y qué no lo es. Como son muy listos y tienen la tijera siempre afilada ahora ya se atreven hasta a recortar los esplendores de la Real Academia. De modo que delitos como los de prevaricación, cohecho o malversación los han convertido en pecadillos veniales o en pelillos a la mar. «No es lo mismo robar que equivocarse o cometer un error de gestión». Así pues, si yo le meto un patadón en la boca a un vecino mío que le tengo mucha tirria y le dejo los piños mirando a Murcia puedo aducir en mi defensa un error de gestión.

De este chusco pacto anticorrupción han hecho desaparecer a Bárcenas. Así que el engominado trapazas ha pasado de ser Luís «el cabrón» a Luís «el nonato» ¡Qué forma más burda de lavarse la chupa de dómine, gensanta!

Y como quiera que ya no haya ideologías sino mantener el mangoneo de forma vitalicia, el jarrón chino, Gonzalón y sus colegas de la pana voceando a los cuatro vientos que se facilite el gobierno a Mariano. Claro, Mariano y la derechona son el salvoconducto para seguir cabalgando tan ricamente las puertas giratorias. ¡Qué se hizo de los vientos del pueblo, de la libertad sin ira, de aquellos ilusionantes años en los que al socialismo aún no se le había descolgado ninguna letra ni ajado su rosa!

Pedro Sánchez no ceja. No es no. No sé si es un ejercicio de cordura u otra maquiavélica maniobra pero de momento, la esperanza sigue viva. Lo cuerdo es no permitir que un partido imputado vuelva a tomar las riendas del gobierno. Pero también sería de cordura mostrar alternativas, que las hay. Y todo este inmovilismo y este mantenerse sólo a lomos del «no» da que pensar si no será otro experimento de laboratorio. Los ratones están famélicos. Y la alternativa del cambio, no queda otra, no es un tercer sufragio por navidad sino una fuerte coalición entre partidos que aún no han tocado pelo ni han cometido «errores de gestión». Aún con independentistas, miren lo que les digo, que prefiero vivir en un país invertebrado que en una cloaca.

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