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Javier Mondéjar.

El indignado burgués

Javier Mondéjar

El diálogo es bueno, el diálogo es tu amiguito

os políticos tienen más en común con los perros que con cualquier otro animal irracional, si bien carecen de algunas de sus virtudes como la lealtad o la fidelidad. En la escala evolutiva estarían muy por debajo del chimpancé o el delfín y por encima de los caracoles, lo que deja un amplio margen para que hasta el más humilde de los concejales encuentre acomodo.

Poseen, en cambio, rasgos semejantes por lo que respecta a su capacidad de entendimiento. Un reciente estudio científico ha determinado que los perros entienden el lenguaje, no todo, pero sí algunas palabras. Si usted le dice a su perro «ven» o «siéntate» y lo refuerza con algún premio o castigo, el perro obedecerá porque entiende las palabras y el tono en el que le son formuladas, no es que sepa obedecer sino que el lenguaje imperativo le conduce a procesar y acatar la orden. Sin embargo no espere de ninguna manera que vaya a mantener un diálogo, porque eso supondría una interacción poco esperable.

Si bien se fijan es «igualico» que los políticos, que entienden las palabras pero hacen caso omiso y de dialogar ni hablamos. Hay quien todavía se sorprende de que a estas alturas no tengamos gobierno; lo que me sorprende a mí es que nadie haya decidido tomar las Cortes y mandarles a casa a todos a gorrazos. Ojo, a ver si me confunden con Tejero o Pavía, no se trata de promover un golpe de estado, pero que todos estos gorrones coman de mi dinero para preocuparse únicamente de su ombligo me resulta francamente encantador. Y encima no puede uno darse el gustazo de hacerse objetor de conciencia fiscal y que les financie quien guste de semejante espectáculo. Sí o sí toca pagarles sus inmerecidos emolumentos, que no son nada frugales, por cierto.

Por varias y diferentes razones estoy más que harto de Rajoy, Sánchez e Iglesias y no sumo al grupo a Rivera porque el pobre bastante tiene con hacer de doña «Rosita la pastelera» -como llamaban al político Martínez de la Rosa sus enemigos- tratando ahora de ser de centro izquierda y luego de centro derecha, siguiendo los sabios consejos del IBEX que quiere un gobierno como sea. En cualquier caso es el único que dialoga y como siga así en las cuartas elecciones será partido extraparlamentario, lo que dice poco a favor de los electores españoles que prefieren la bronca a los pactos.

Pero ya me contarán cómo puede haber pactos si Rajoy no para de decir que él ha ganado, que lo ha hecho todo estupendamente y que no piensa dar al PSOE ni un buchito de agua y mucho menos su cabeza. Si Sánchez lo único que mira es su futuro y éste no deja de ser un batallón de ilustres y menos ilustres apuntando sus cañones contra él, que haga lo que haga está muerto. O Iglesias, que jugó al «sorpasso» y ahora que se ve fuera de juego quiere dar el abrazo del oso a los que antes y después desprecia, pero que le sirven como compañeros de viaje para conseguir el ansiado control de RTVE, del CNI, de los militares y de las embajadas (o sea, todo lo que tenga que ver con proteger a los menos favorecidos). O los nacionalistas que condicionan su apoyo en que les dejen irse (¡qué bueno!) y los grupúsculos ofrecen unos votillos por una miajita de acceso a los Presupuestos.

Como la educación democrática está por hacer, deberíamos empezar por consejos tales como que «el diálogo es bueeeeenoooo; el diálogo es tu amiguiiitooo», tal que si en el parvulario tratáramos de enseñar a tiernos infantes a comer acelgas. Ya les digo yo que esto está llamado a fracasar de nuevo, lo que colma todas sus aspiraciones ya que el que más y el que menos no está satisfecho con los resultados electorales y quiere jugar a la ruleta rusa de apretar de nuevo el gatillo por ver si la recámara está vacía.

¿Y en realidad a nosotros que más nos da si hay o no gobierno? El que haya notado alguna diferencia que levante la mano. Ni somos más felices, ni cobramos más, ni nos quitan impuestos, ni confiamos más en el futuro de las pensiones o de la sanidad pública. Es todo lo mismo, con la diferencia de que el gobierno no responde ante el Parlamento y da lo mismo que las Cortes elaboren leyes, ya que no hay un ejecutivo con potestad para hacerlas cumplir. Pero si bien se fijan, las leyes sólo las cumplen los pobres que no tienen más remedio, que los poderosos están por encima de semejantes molestias, así que casi da igual. Lo que tengo claro es que el 25 de diciembre votará su abuela.

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