Se cumple este año el 25 aniversario de la labor de asistencia religiosa en las Fuerzas Armadas Españolas. En realidad, la asistencia religiosa a los militares es una práctica muy antigua. Sin tener las características que hoy tiene, ya en los Tercios de Flandes había sacerdotes que atendían a los soldados de forma permanente. El soldado de cualquier época ha requerido la compañía del clérigo para recordar que no está sólo en el peligro, que existe el Cielo y que dan la vida por la Patria. Esto es un honor y una solución religiosa. La diferencia entre los antiguos cuerpos eclesiásticos y el Nuevo Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas es que los sacerdotes de entonces dependían de los Ejércitos, donde se encontraban. El capellán de hoy puede cambiar de cuerpo, a diferencia de los antiguos cuerpos, que tenían que unirse al Ejército en el que estaban ubicados. El capellán castrense actual tiene un servicio itinerante. La tarea encomendada hoy al capellán castrense es una tarea personal. Realizan todas las tareas personales requeridas por los militares a los que atienden como sacerdotes. El arzobispo castrense Mons. del Río recalca que la figura del capellán «no es un invento del pasado sino que es un derecho del militar creyente en todos los países democráticos». Suele darse la comparación siguiente: lo mismo que el soldado es atendido por psicólogos o médicos, también tiene derecho a ser atendido en el campo espiritual.