Estudiar no es grabar en la memoria las hojas impresas de un libro. Estudiar es leer o escuchar para luego observarlo en la vida. A través de la observación nos llega el conocimiento. Y si eres capaz de usar lo que aprendiste, encontraste la razón de ser del estudio.

Recuperar esta definición de lo que es estudiar daría un vuelco enorme a la educación escolar, que inspiraría al renacimiento hacia una auténtica reforma educativa.

Este es uno de los principales problemas que tenemos en Alicante. Nos atiborramos de páginas enteras ? ¿y para que? Para aprobar un examen, ¿y qué?, ¿qué he aprendido realmente?, ¿para qué me ha servido?

Tenemos que darle a la educación de nuestros hijos una manera de estudiar científica, o sea, cercana a la realidad. Ver lo que lees, estudiar y practicar... Esto despierta y te hace capaz, seguro a la hora de tomar un trabajo y sin causar daños a la empresa; emprendedores capaces de crear un negocio exitoso.

Hay personas que son verdaderas esponjas humanas, que absorben información que permanece en su mente como una masa sin digerir que da la apariencia de «sabiduría» y que produce resultados pobres tanto en pequeñas empresas como en los gobiernos. Esa información acumulada es inútil porque no se le enseñó a aplicarla a los asuntos cotidianos. Las esponjas humanas lo conocen todo en teoría pero les falta la aplicación. Se empapan en información sin obtener conocimiento alguno. Para no ser esponjas debemos «aprender cómo aprender».

Es posible «aprender la manera de aprender siguiendo una metodología de estudio», (www.rogeliolopezgarrido.com), yo llevo 33 años, y créeme que la columna vertebral de todo estudio exitoso está en cómo se estudie. Ahí se encuentra la calidad.

Y la manera no es aprender a subrayar o hacer esquemas; la manera de estudiar viene antes, comenzando a aprender cómo aprender.

Es raro encontrar hoy en día a un estudiante que use el diccionario para poder comprender una palabra. Es una herramienta vital como el martillo para el carpintero. Cada vez que abres un libro debes de tener y usar el diccionario en todo momento. Aprender a manejar un diccionario sencillo y las palabras sería es una técnica interesante.

Las demostraciones o ver de cómo funcionan los datos que estamos leyendo evitan que uno se aburra y abandone el estudio.

Y hacer del estudio algo individual es una realidad necesaria y posible. No podemos meter en el mismo cajón a todos por igual; hay que respetar el nivel de dificultad que tiene cada estudiante, y esto se puede hacer en la misma clase.

El propio Ministerio debe ser autocrítico si quiere reducir el fracaso y el abandono escolar. Y una de las cosas que le daría oxígeno a la educación es dejar de monopolizarla, y permitir a cada familia elegir el método que considere mejor para su hijo.

Tanto los que tenemos la vocación por enseñar como los padres, y sobre todo los jóvenes, no podemos esperar a que el Ministerio despierte y encuentre la reforma mágica usando a nuestros hijos como «conejitos de indias». Como la última que ha realizado este verano: volviendo a implantar el sistemas de exámenes de reválidas para Eso y Bachiller, «porque sí».

Analicémoslo: vamos a ver, si no se sabe estudiar ni formar al docente, teniendo un índice de fracaso escolar elevadísimo, con un alumnado cada vez más numeroso que no quiere ir a clase; el gobierno no es ninguna autoridad válida para tomar medida alguna.

Si el derecho de los padres de escoger la educación que desean para su hijo, les lleva a educar a su hijo en casa, ¡que lo hagan !, como las cerca de 4.000 familias que ya lo hacen en España. En Europa (menos en España) reconocen el derecho a la escolarización en casa Noruega, Finlandia, Eslovenia, Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Austria, Hungría, Italia, Francia y Portugal.

Esta apertura devolvería prestigio democrático al Ministerio y por tanto a todas las gentes, que lo que quieren es menos «titulitis» y más, que su hijo sea feliz y capaz.

Las palabras nos comunican las ideas y si éstas no se comprenden crean lagunas, mucha estupidez, lentitud e incapacidad en el estudiante. El paro, la delincuencia, la drogadicción, etcétera, se cultivan en las escuelas; detrás de la ignorancia encontramos centenares de palabras que no se entendieron, junto a la tristeza de acudir a clase al día siguiente sin haber entendido lo anterior. Esto es autoritarismo. La «educación» moderna hipnotiza, enseña a memorizar como única manera de «que te entre todo y a tiempo».

De 100 estudiantes que inician la primaria, 15 acaban una carrera profesional y de ellos 5 prosperan en su profesión. Por cierto, la profesión con más bajas laborales, con un 61%, es la de maestro. Por Dios, ¡no más reformas!.

Seguir así es continuar alimentado la ceguera además del coste y pérdida de tiempo que esto supone. Devolvamos a los padres su derecho a elegir la mejor manera que consideren para educar a su hijo.