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Houston, tenemos un problema

El deterioro de una ciudad como Alicante, por la mala gestión de los servicios públicos o el incivismo, puede derivar en un problema vecinal, que cause más o menos molestias a los habitantes del municipio, o puede acabar convirtiéndose en algo mucho más grave, con afección a los principales sectores económicos que dan vida a la capital de la provincia. La imagen de ratas campando a sus anchas junto a los contenedores de basura, las meadas y el fuerte olor a orines y la suciedad en el casco histórico de Alicante, que este periódico ha denunciado de forma reiterada, ha traspasado ya ese estadio inicial de la protesta ciudadana y ha empezado a adentrarse en el territorio de las graves repercusiones sobre un sector tan relevante como el turístico tras la queja, en uno de los portales más importantes de reservas hoteleras, de un ciudadano francés que denunciaba precisamente la presencia de grandes roedores y desagradables olores nada más salir a la calle del céntrico establecimiento donde tenía habitación. Que un problema hasta ahora local salte a la red no es para tomárselo a broma aunque de momento, que haya detectado INFORMACIÓN, sólo haya una queja. En el ciberespacio, a poco que te descuides, lo que nace como un simple comentario, tras una estancia en la capital de la provincia, se convierte en viral y entonces de nada servirá lamentarnos: nuestra imagen será esa que se comenta en internet y los hosteleros y hoteleros, además del resto del comercio, lo verán reflejado de forma negativa en su cuenta de resultados. Alicante no se puede permitir la foto de ratas pululando por el casco antiguo, de basura esparcida por las calles a cualquier hora del día y de ese penetrante y desagradable olor a orines que te acompaña cuando paseas por determinadas calles del Barrio. El alcalde, como primer responsable de esta situación, debe tomar inmediatamente cartas en el asunto para que se actúe de forma eficiente y rápida contra los roedores y contra la suciedad, tanto la que provoca una deficiente limpieza como la que se produce por el comportamiento incívico de los particulares que sacan los desperdicios fuera de horario. No podemos perder un segundo y es imperativo que se haga con la contundencia necesaria, sancionando a quien haya que sancionar, para que este gravísimo asunto no se nos escape de las manos. Houston, tenemos un problema.

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