Da verdadera pena que tenga que ser la concejal Pepa Ferrando, quien informe a los ciudadanos de la actual situación de préstamos que nuestro Consistorio tiene concedidos y paralizados en los bancos después de muchos años de reivindicaciones y necesidades sin cuento.

Dijo que eran más de 9 millones de euros de los que más o menos la mitad podrían utilizarse en proyectos y reivindicaciones pendientes de los que muchos vecinos, tanto en pedanías y costa como en ciudad, se han cansado de pedir y que solo falta una pequeña voluntad política para ponerlos en marcha. Esta denuncia realizada por la concejal Ferrando debería haber producido una revolución política en nuestro consistorio y salir en tromba todos o al menos los veinticuatro concejales restantes y los tropecientos asesores, unos para cerciorarse y otros para tomar las medidas oportunas. De ser cierta la noticia, todos los ediles que hubieran estado en las anteriores corporaciones deberían dimitir en el acto e irse a su casa por incompetentes, vagos e irresponsables. Creo que no se salvaría ninguno. Es una barbaridad esta denuncia de la señora Ferrando que me lleva a hacerme la pregunta siguiente: ¿Quién trabaja en el Ayuntamiento de Orihuela?, ¿Cómo es posible este desastre?, ¿Cómo tienen valor para seguir cobrando los exagerados sueldos que cobran por el casi nulo trabajo que no hacen?

Me produce verdadera pena que tenga que ser este «ángel caído» de la política, la concejal Ferrando, quien haya hecho esta denuncia, precisamente ella, que tanto tiene ahora que trabajar para defenderse de los pleitos que tiene pendientes en los juzgados, aunque por la tradición, ya lo dijo creo que un antiguo obispo: «Para trabajar hay que buscar al que ya trabaja», a lo que yo me sumo, pero no es lo mismo esto que cuando dicen los políticos: «Estamos trabajando (...) vamos a trabajar" (...) seguiremos trabajando» y luego aquí se puede ver cuánto producen. Aunque en estos casos y casi en general, su mayor trabajo lo hacen a final de mes, cuando van a cobrar sus nóminas. Tal vez no sea así y yo no lo comprenda, pero a la vista está.