El sábado almorzó en Valencia uno de los 17 miembros de la Fundación que votó en favor de la venta de la sociedad a Peter Lim y un valencianista de ilustre pedigrí. El miembro de la fundación que me llamó para comunicarme su solidaridad con el artículo del viernes sobre la coartada de Lim para vender a Alcácer, acabó por confesarme que es probable que algunos de quienes piensan como él, que fueron estafados por las promesas de Salvo, arrepentidos por su ingenuidad, pueden publicar un manifiesto lamentándose de su voto y alertando al valencianismo del error cometido y con ello animar al deseo de buscar una posible solución.

Crecen en el valencianismo dos ideas: la de la posible huida de Lim en cuanto haya vendido a los mejores, y consecuentemente haya hecho caja, y la crida a la sociedad valenciana para que recupere el club a pesar de que la situación actual es peor que la heredada por Lim.

Es vergonzante cuanto está ocurriendo en el Valencia. Las maniobras del dúo Lim-Mendes están dejando la plantilla en enaguas. Ya hay quienes acaban creyendo que el futuro es más oscuro e incierto que el reinado de Witiza. Y hay quienes se hacen a la tétrica y dramática salida al modo del Zaragoza: sin equipo, arruinados y en Segunda. Es auténtica vergüenza que el señor Mendes haga y deshaga en la plantilla. El club está en manos de filibusteros. Hablar del sentimiento es perder el tiempo. Quienes acogieron al singapurés con palmas y alegrías no se percataron de que puso los pies en Mestalla con la única intención de hacer negocios. No fueron cuentos de Calleja, sino cuentos chinos.

El Atlético de Madrid, al que había prestado treinta millones de euros en momentos de apuro, prefirió devolvérselos antes que aceptar su presencia en la entidad traspasándole acciones por el valor del préstamo. Amadeo Salvo embaucó a miembros de la Fundación quienes, según alguno me ha dicho, encima están indignados porque Aurelio Martínez ha salido del trance con gran cargo, coche oficial y chófer. Salvo también se fue beneficiado.

Aquellos que gritaban «Manolo vete ya» no podrán usar similares términos con Lim porque es el amo del carxofar. Si lo pagan con Pako Ayestarán serán injustos. En el club debería haber alguna reacción plausible. Por ejemplo: la dimisión de Suso García Pitarch. A Suso lo han ninguneado y en acto de pulcritud moral debería decir adiós. Su nombramiento ha sido un brindis al sol. Una más de las engañifas del dúo para hacer cargar a un tercero sus fechorías. No pinta casi nada. Solamente se le exige el papel de poli malo para vender a quienes no se les reservan plaza y los fichajes son cosa de Mendes. Suso debe irse. Podría ser el comienzo de una etapa larga y dura, pero en la que se ha de buscar la regeneración.

Posdata. Antonio Campos, ilustre atleta olímpico y valencianista, pide que haya reacción ante lo que sucede en su club del alma. Que no cejemos en el empeño.