No se sabe si habrá que votar nuevamente o no. Eso sí, por un motivo u otro, el personal está que bota. Imaginen. Llega la jornada de reflexión y Felipe VI reflexiona en voz alta, deseándonos felicidad y que ustedes lo voten bien. Se colocan el gorro de Santa Claus el 25-D e introducen en las urnas dos sobres y un christma. Felicitan las Pascuas a los miembros de la mesa electoral, que comen turrón, y éstos les invitan a una copa de anís. Todos juntos, con la resaca aún de la Nochebuena, tocamos la zambomba, cantamos villancicos y se arma el belén o la marimorena en los colegios electorales. Suponiendo que la abstención no fuese masiva, el ropo pom pom funciona y vuelta a empezar con otras negociaciones o cortes políticos de manga. En el día de los Inocentes nos cuelgan monigotes (un poco más) y nos desean feliz paro nuevo. A unos les tocará el Gordo y a la mayoría otra vez la gorda. La jugada de Rajoy es extraordinaria para imponer más presión al PSOE de Sánchez. Mariano debería estar fuera de la pista desde hace mucho, pero aguanta descaradamente, se le obsequian raciones de aire y medallas olímpicas. El descrédito, las contradicciones y las farsas siguen en sesión continua. Pese a que los truhanes y señores quieran contribuir a la regeneración de la democracia, la ausencia de credibilidad impone su peso. Pretenden defender nuestros intereses y lo que hacen es seguir riéndose con la solemnidad y el cinismo de sus juegos florales. Ciudadanos blanquea al PP, con dosis de detergente, y en particular a un Rajoy que ha venido tomando el pelo y apretando la nuez a la ciudadanía. ¿Qué hace un candidato como él en un sitio como éste? ¿Podrá sobrevivir un Ejecutivo popular cercado por la corrupción? Lo ha hecho. Pero ya no tiene el huracán de la mayoría absoluta. ¿Puede firmar un pacto anticorrupción el PP de Rajoy, un partido investigado y con fango hasta las cejas? ¿Fracasada la primera sesión de investidura, se abstendrá Pedro Sánchez en la segunda, alejado de un Gobierno alternativo? El panorama indica que comienza «el principio de un gran amor» entre populares y C's. Y ovacionan sus respectivas aficiones.
