La enseñanza y la investigación en química que se realizan en la Universidad de Alicante están entre las doscientas mejores de todo el mundo. Así lo recoge la clasificación que publica todos los años la Universidad Jiao Tong de Shanghái. Sin duda se trata de una excelente noticia, pero sobre todo de una oportunidad para dinamizar y diversificar el sector productivo de nuestra provincia.

La Universidad de Alicante se creó -merece la pena recordarlo para poner las cosas en su justo contexto- hace ahora 37 años. El hecho de que en tan poco tiempo hayamos sido capaces de situar la química que se hace en Alicante entre el 1% mejor del mundo, adelantando a otras universidades con siglos de historia, es un logro olímpico que deberíamos celebrar y aprovechar.

Uno podría preguntarse por qué la química que se hace en Alicante destaca de forma tan sobresaliente. Sin duda, hay que reconocer el mérito, compromiso y generosidad de aquellos profesionales que hace unas décadas dejaron sus universidades de origen y decidieron apostar por una universidad joven a la orilla del Mediterráneo. Químicos como Antonio Aldaz, Francisco Rodríguez Reinoso, Miguel Yus, Carmen Nájera, Ángel Linares, Francisco Ruiz Beviá, Guillermo López Cueto y tantos otros decidieron apostar por Alicante y desarrollar aquí su carrera profesional. Aquellos que hemos tenido la suerte de tenerlos como profesores les debemos además todo lo que hemos aprendido en sus clases. La creación de distintos grupos de investigación ha sido otro paso muy importante en este sentido. Ellos producen los resultados que han colocado a la química alicantina en la séptima posición del ámbito nacional. Pero todos estos logros no se dan en el vacío. Nacen en terreno fértil. En una tierra emprendedora, con numerosas -aunque pequeñas- empresas químicas o directamente relacionadas con el sector químico, como el calzado, el textil o la construcción.

Pero estos resultados se podrían, mejor dicho se deberían, analizar también desde una perspectiva menos triunfalista y más exigente. Nuestro país es actualmente la duodécima potencia económica mundial y nuestra provincia es la cuarta por contribución al PIB y en población de España. A la luz de estos datos, uno debería esperar unos resultados mejores, no sólo por nuestra capacidad sino sobre todo porque de ellos depende que mantengamos estas posiciones y el futuro del empleo y de la economía de nuestra provincia.

Precisamente los sectores con mayor potencial de crecimiento, como la medicina personalizada, las nuevas tecnologías, los materiales avanzados y un turismo más respetuoso con el medio ambiente, dependen de nuestra capacidad de producir las soluciones y productos capaces de añadir valor a nuestro tejido industrial y a nuestra oferta empresarial. Este cambio de modelo económico pasa por aprovechar mejor la excelente investigación que se realiza en nuestra Universidad y por mejorar la colaboración Universidad-empresa pero también entre las distintas universidades y centros de investigación de nuestra provincia.

Recientemente, el Foro Económico Mundial ha publicado un informe sobre el futuro del empleo que nos debería preocupar, y mucho, a los que vivimos en Alicante. La implantación de las nuevas tecnologías y la automatización de muchos procesos van a producir la pérdida de millones de puestos de trabajo en los próximos años. Sólo aquellas regiones que apuesten por el conocimiento y la investigación podrán reemplazar aquellos empleos repetitivos y de poco valor añadido -que van a ser sustituidos- por otros donde la creatividad, la innovación y el emprendimiento darán lugar a nuevas oportunidades. Este informe aporta además datos que demuestran que los empleos asociados a la ciencia y a la tecnología no solo están mejor pagados sino que además son más estables y de mayor duración.

En el futuro la química nos permitirá producir materiales y energía de manera sostenible y fabricar medicamentos más eficaces y con menos efectos secundarios. Algunos de los avances que harán realidad estos objetivos se están produciendo actualmente en los laboratorios de la Universidad de Alicante. Depende de todos, aprovechar esta oportunidad para alejar la temporalidad y precariedad del empleo de nuestra provincia y dar el paso definitivo hacia la diversificación y diferenciación de nuestra economía.