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Semana y media

Formas de adorar a una nación

Lunes

FIESTA

Anoche me preguntó un turista alemán cuándo se duerme en España. Era una buena pregunta en el mes de las vacaciones colectivas y las fiestas patronales, los partidos de fútbol a medianoche y la pirotecnia que estalla cuando los párpados comienzan a ceder, las vaquillas noctámbulas y las calles atestadas de familias insomnes. La respuesta evidente era la siesta, la institución que los españoles hemos donado al resto del planeta y en agosto adquiere la condición de tótem redentor: en ese difuso lapso que media entre la comida y el inminente atardecer, desparecen los moros y los cristianos, las vírgenes y los patronos, la cohetería y el fútbol, las vaquillas y hasta las familias. Una calle española durante esas horas supera a las de cualquier «western» con sus nubes de polvo, matojos arrastrados por el viento y un jinete solitario recortado en el horizonte, que en nuestro caso solo puede ser un repartidor de granizados en jornada intensiva. Estas reflexiones convencieron dudosamente a mi alemán, el arquetipo de mente ordenada, hábitos saludables y sandalias con calcetines. Como tantos otros, adora España pero no entiende a los españoles.

Martes

CASO FORTUITO

El parte nocturno de siniestros de Antena 3 incluye una pelea entre dos taxistas gaditanos por una carrera de ochenta euros, pero no menciona a Dalian Atkinson, un fugaz delantero inglés de la Real Sociedad. Atkinson murió ayer a causa de la descarga de una pistola eléctrica usada por la policía durante un confuso incidente en su domicilio. Contra lo que sugiere el periodismo de impacto, el número de víctimas de la violencia policial es menor hoy que nunca, incluso en los tumultuosos suburbios estadounidenses y sus policías de gatillo fácil. Por otra parte, es preferible electrocutar temporalmente a un pendenciero que dispararle. Como estas pistolas suelen utilizarse contra individuos desarmados, cabe concluir que el método elegido por las sociedades liberales para que la resistencia a la autoridad sea despachada sin riesgo físico para nadie es un imprevisible chaparrón de voltios (que el propio fabricante admite que puede ser letal), un atajo entre el tradicional «alto o disparo» que produce un número inaceptable de víctimas y la mansa obediencia a la autoridad que ha caído en desuso en esta época rebelde.

Miércoles

EL MULTIPÁTRIDA

El piragüismo no se halla entre mis debilidades, pero ayer quedé atrapado por un palista español que a doscientos metros de la llegada era quinto y remontó hasta conseguir el oro. Que es español lo dice él porque así lo ha querido. Se llama Marcus Cooper Walz y nació en Oxford de padre inglés y madre alemana. Ocurre que sus padres se instalaron en Mallorca cuando Marcus era un bebé y allí ha vivido durante sus veintiún años. Su primer entrenador menciona que tuvo ofertas para competir bajo bandera británica y él las rechazó por una cuestión afectiva. Marcus se siente español y esta es la clave de cualquier nacionalismo: el sentimiento frente a la genealogía y un pasaporte grapado a la tarjeta de embarque. Al terminar la prueba, ha corrido hacia la grada para abrazarse con su madre, una teutona interminable, y dos amigos asiáticos que agitaban una bandera española. Creo que esta escena podría saturar el flamante libro de estilo de TV3, la cadena que coloca senyeras para identificar a «sus» olímpicos. Supongo que a Marcus le adjudicarán la bandera de la ONU.

Jueves

FUMATA BLANCA

De los doce frutos del Espíritu Santo que enumera la tradición católica, es seguro que Rajoy no posee la castidad ni la alegría, quedan para el juicio de sus íntimos los ocho siguientes y parece incuestionable que el Espíritu Santo se prodigó especialmente con él al distribuir la paciencia y el autocontrol. Naturalmente, existe también un Rajoy mefistofélico que ha quebrado la resistencia analítica de varios millares de tertulianos: la semana pasada dijo que iba a someter la propuesta de Ciudadanos a la consideración del sanedrín del PP y ayer negó que él hubiese dicho eso, aunque la impertinente periodista tenía grabadas sus palabras y sólo pudo bizquear ante la convicción con que el presidente se desmentía a sí mismo. Pero esto son sólo irrelevantes entremeses dentro de la gran trama. Hoy, el presidente ha desmentido su desmentido, ya que ha aceptado todas las condiciones de Ciudadanos y prometido que Rivera tendrá esta noche su fecha para la investidura. Aleluya.

Viernes

CUENTO DE NAVIDAD

Mariano se hará cuerpo en la tribuna el 30 de agosto pertrechado con 170 votos afirmativos. Si los 180 escaños restantes rechazan al candidato, dos días más tarde se volverá a votar y entonces todo dependerá del PSOE. Acerca de sus intenciones poco se puede especular desde el extrarradio cuando ni ellos mismos parecen tener claro si es mejor dispararse en la pierna izquierda (vía libre al PP) o en la derecha (terceras elecciones). Cabe la remota posibilidad de que Pedro Sánchez siga el proverbio chino «siempre hay que leer la última página de un libro» y regresemos a las urnas el día de Navidad, una hazaña superior a la de Mussolini, que invadió Albania un Viernes Santo. Recordaba Rajoy, como si él fuera simplemente el cronista de tanta decadencia, que estamos ante una situación insólita en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Era una comparación trilera: los supervivientes de aquello tenían que organizar la posguerra, mientras que nosotros estamos demostrando científicamente cómo cuatro personas que deben gestionar los asuntos de cincuenta millones de compatriotas pueden tardar un año en no ponerse de acuerdo.

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