Estas palabras dichas por el señor Antonio Hernando, portavoz del PSOE, seguidas de «no apoyaremos a Rajoy ni con abstención», no es más que la consecuencia del odio y el fanatismo llevado al posible fracaso (creo que al final algo se arreglará) de la democracia española y lo que es peor, poner a España ante un grave dilema económico, social y político, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Desde aquel día en el primer debate de la nación ante las primeras elecciones en el que el señor Sánchez le dijo al señor Rajoy que no tenía vergüenza, ya quedaba totalmente claro qué política era la suya. Quedó claro que esa actitud personal era la creencia de que sólo el señor Sánchez y su partido iban a barrer, solos o acompañados. Y resultó que ni una cosa ni otra. Se veía venir lo que después ha sido su postura, pero la verdad, aunque esperada, no se podía pensar que representando al gran partido que representa como es el PSOE, lleve a su partido a un terreno que no es el suyo. El PSOE, siempre lo he defendido, es un gran partido, además no solamente necesario, sino imprescindible para la buena marcha de nuestra democracia y de nuestra nación. El PSOE, si el señor Sánchez no se empeña en otra cosa, antes o después tendrá obligaciones de colaboración con el Gobierno o en otras ocasiones siendo el mismo Gobierno, como lo ha sido tantas veces. Todos los partidos son necesarios en el panorama nacional, pero el PSOE de siempre y el PP de siempre seguirán siendo imprescindibles para un buen gobierno. En sus ocasiones, ambos con sus errores incluidos, han llevado a España a estar en el lugar que hoy tenemos en el mundo.

Esperemos que se rectifiquen estas actitudes. Confiemos que no pase que por defender la postura de un líder del partido, acabe como en Cataluña que el señor Mas hizo desaparecer a su socio de siempre, a su partido y hasta a él mismo, entregando el Gobierno y creando un clima negativo que ya se está viviendo. Al PSOE nadie es capaz de quebrarlo, pese a esas incomprensibles posturas negativas propias.

Decía también el señor Hernando que el PP, que Rajoy, estaba solo. ¿Solo con cinco decenas más de diputados que el PSOE? Solo, si no recuerdo mal, con 7.906.185 votos para el PP por 5.424.709 del PSOE. Y si nos vamos a las últimas municipales, por ejemplo Madrid, solo con 1.044.688 votos PP y 577.179 PSOE. Solo, que no ha conseguido llevar a cabo su investidura pese a pactos televisivos. No sé a qué clase de soledad se pueden referir. En todo caso la soledad sería la suya, la de ustedes.

Lo mejor que puede tener una persona y mucho más si se supone es el líder de uno de los dos principales partidos españoles, es rectificar antes de que sea tarde. Rectificar después con acontecimientos negativos ya no valdría para nada, ni a nivel personal, ni de partido, ni para España.

Ojalá todavía impere esa «alteza de miras», mucho más importante en política de Estado que a nivel personal. Todavía puede ser momento para ello.