Lunes
ATLETAS DE ALÁ
Partido de voleibol playa femenino. A un lado, la pareja alemana exhibe bikini y bronceado profesionales; al otro, dos egipcias parecen sacadas de una fotografía blanquinegra con bañadores holgados como camisones de clausura que se detienen en los tobillos. Una de ellas, más osada, lleva descubierta la cabeza; la otra se ha encasquetado el «hiyab», una toca antes que un velo. Recuerdo a Hassiba Bourmelka, una mediofondista argelina que en los Juegos Olímpicos de Barcelona compitió (y venció) desafiando la incipiente intolerancia del fundamentalismo. Las prendas tradicionales de las musulmanas eran tan inimaginables entonces en un contexto deportivo que a Bourmelka no se la criticó por prescindir de ellas, sino por competir sin más. Ignoro si su caso y el de la pareja egipcia de voleibol playa muestran una evolución o una regresión. Lo cierto es que las egipcias ya han sido vilipendiadas a babor y estribor, bien por obscenas (el sayo era demasiado ceñido según un imán), bien por colaborar con su actitud sumisa en la degradación de la mujer musulmana. Una de ellas, la que lució «hiyab», ha alegado torpemente que así juega mejor, pero sospecho que la pareja alemana conservará el bikini.
Martes
GENTE SIN COMPLEJOS
Si Puigdemont y Junqueras encabezan el escalafón de la Generalitat, es previsible que algunos subalternos como los responsables de TV3 no desmerezcan. Ayer colocaron una «senyera» para identificar la nacionalidad del olímpico «Purito» Rodríguez, un ciclista catalán cuyo apodo y apellido delatan un parentesco obvio con cualquiera excepto con Wilfredo «el Velloso». Desde luego, unos orígenes importados no garantizan la fidelidad a ellos, ni siquiera cierta coherencia multinacional, y me viene a la memoria el caso de un líder de la CUP que acusó a los inmigrantes de invasores a pesar de que sus abuelos maternos eran murcianos. Vamos a imaginar un imposible metafísico: el ganador de la prueba en la que «Purito» fue quinto es Greg Van Avermaet, un belga oriundo de Lokeren, reserva espiritual del separatismo flamenco. Ignoro las convicciones políticas de Van Avermaet, aunque esto es irrelevante ya que a TV3 tampoco le preocupan las de «Purito». Bien, no concibo que la televisión de Flandes Oriental sustituyese la bandera belga por la de esta comunidad para celebrar la victoria de «uno de los suyos» y no de un belga.
Miércoles
SENTIDO DE ESTADO
Dice Felipe González que la oferta de Rivera a Rajoy es el primer gesto de responsabilidad política desde el 26-J y el tiempo ha quedado suspendido por un instante mientras la dirección socialista encajaba el penúltimo guantazo de las «viejas glorias» que quieren quebrar al PSOE, según feliz expresión de un Antonio Hernando a quien la irritación ensancha la sonrisa y achina un ápice más los ojos. La oferta de Rivera, un inteligente movimiento táctico, confirma que en política el continente hace las veces de contenido: una reforma electoral sin contar con el PSOE es quimérica, cribar indultos y suprimir aforamientos una minucia, el PP no resulta imprescindible para constituir una comisión investigadora de «Gurtel», limitar los mandatos presidenciales dependerá de si hablamos de número de años o de legislaturas consecutivos, y la pena preventiva de inhabilitación para los imputados sólo apuntilla con una esquela regeneracionista la agonía de la presunción de inocencia.
Jueves
CAÍDA LIBRE
John Elmerson Fabriga y John David Pahoyo son dos saltadores filipinos de trampolín. Siempre me ha parecido una especialidad tan soporífera como la hípica o el tiro con arco, pero admito que requiere una combinación exhaustiva de técnica, fuerza y elegancia corporal. Fabriga y Pahoyo carecen de las tres y por ello no se zambullen en el agua sino que se estrellan contra ella tras un salto discreto y unos tirabuzones fallidos en el aire. Ambos llevan cuatro años preparándose para el impacto sin aparente mejora: el año pasado fueron séptimo y octavo en los Juegos del Sudeste Asiático en un concurso de ocho participantes. Para mayor escarnio acuático, también compiten en la modalidad por parejas (deben de ser los únicos filipinos que saltan desde el trampolín) y sus ejercicios logran que los jueces se despreocupen de una inexistente sincronización para concentrarse en quién de ellos intenta suicidarse en primer lugar. Esto no es deporte tal y como lo entendió el Barón de Coubertin: en el caso de Fabriga y Pahoyo, lo importante no es participar sino sobrevivir.
Viernes
EL FINAL DEL PRINCIPIO
Asegura el runrún que la oferta de Ciudadanos al PP será aceptada con matizaciones inocuas que impidan presentarla como una concesión unilateral. Nada insalvable desde luego si el destinatario de la oferta no fuese Rajoy. Lo han adivinado: el PP contestará dentro de una semana. Hay tres argumentos de peso que justifican la tardanza: estamos en agosto, siete días más poco importan a estas alturas del espectáculo y conviene seguir dando cuerda al PSOE para que se ahorque con garantías de éxito. Como dicen que la época es propicia para la lectura, yo ando ahora aplastado literalmente bajo «Las campañas de Napoleón», una losa de más de mil páginas que apenas logro sostener. Una idea revolotea constantemente sobre las cabezas de los estrategas involucrados: proteger las líneas de comunicaciones (que son también las de retirada). Si el PP finalmente otorga el «nihil obstat» y Ciudadanos transita de la abstención al apoyo, ¿qué línea de retirada conserva Pedro Sánchez? Ninguna: según Lucena en Ferraz y el general Cambronne en Waterloo «la guardia muere pero no se rinde».
