En estos días se ha abierto una puerta a la esperanza de poder tener un Gobierno, evitando así unas terceras elecciones, gracias al movimiento que ha hecho Ciudadanos. Cuando andábamos ya desalentados, pensando que todos los partidos estaban irremediablemente enrocados en sus respectivas posiciones, el partido naranja ha dado un paso al frente, planteando una serie de medidas que habrían de ser aprobadas por el PP para conseguir sus votos en la investidura. Algunas de las medidas que plantea Ciudadanos por una parte exceden de las posibilidades del PP, esto es que, por mucho que este partido prometiera cumplirlas, no está en su mano el hacerlo sin contar con los votos de otros partidos, dado que PP y C's no alcanzan conjuntamente la mayoría absoluta del Congreso. Otras, como la investigación en la Cámara Baja del caso Bárcenas, están fuera de lugar si tenemos en cuenta que hay ya en marcha una investigación judicial. Es más, podría incluso constituir una clara vulneración del ya maltrecho sistema de separación de poderes. Sin embargo, me ha sorprendido la tibieza de las peticiones de Rivera, al que esperaba, a estas alturas del mes de agosto en que nos tienen a todos en vilo, reclamando para sí al menos un ministerio. Que, si tanto le preocupa la limpieza a la hora de gobernar, se remangara y estuviera dispuesto él mismo a empezar a pasar el trapo. Pero cuando te metes en faena es posible que acabes despeinándote y perdiendo en parte ese look de recién salido de la ducha, algo que no estoy segura de que Rivera esté dispuesto a asumir. En todo caso, este movimiento estratégico puede salvar a C´s de la más absoluta nada, a la que estaba abocado por sus malos resultados electorales hasta esta misma semana en que por fin se han espabilado, reivindicándose como lo único que en realidad pueden ser, una llave para permitir gobernar a otros, aunque sea mirándolos por el rabillo del ojo.

En cuanto al PSOE, el ombligo cada vez lo tiene más grande, a base de mirárselo sin descanso. Y es que con la chulería de no es no, o es que acaso no entienda usted el castellano, sólo pueden ir para atrás como los cangrejos. El movimiento táctico de Rivera los pone en un brete y, si al final no se consigue evitar lo de tener que ir a votar otra vez porque el PSOE no mueve ficha, en un gesto tan digno como irresponsable, al menos sería de esperar que en este partido aflorara un intenso debate interno sobre su futuro, fruto del cual se planteara mandar a Sánchez a su casa, con su orgullo, eso sí, intacto.