En la comparecencia de Mariano Rajoy ante la prensa tras su encuentro con Albert Rivera del pasado día 3 -uno de los escasos intentos del Partido Popular por conseguir la investidura del actual presidente del Gobierno en funciones- y conocida la dificultad manifiesta de Rajoy de decir más de cuatro palabras sin tener que leerlas, sus asesores le escribieron su opinión del encuentro antes de que este se produjese. Situación que debería haber sido objeto de escarnio público si no fuera porque el presidente en funciones nos ha acostumbrado a hechos parecidos.

Sigue Rajoy fiel a su estilo de hacer política -que lleva treinta años poniendo en práctica- de dejar que sean los demás los que resuelvan su incapacidad de sentarse a discutir programas de gobierno con el resto de fuerzas políticas. La actitud de bronca continua a la que se abonó el Partido Popular desde que perdió las elecciones generales del año 2004, la corrupción total en que se encuentra el PP en varias CC AA y la cobardía política de Mariano Rajoy al rechazar el encargo del Rey de intentar formar Gobierno, ha supuesto que ningún partido político quiera ser identificado con el PP.

Lo único que sorprendió del corto discurso que los asesores de Mariano Rajoy le escribieron fue la utilización de una frase relativa al trabajo que tiene por delante. En concreto dijo Rajoy que «hoy hemos dado un primer paso. Y la más larga caminata comienza siempre con un primer paso», frase que causó cierta estupefacción entre los periodistas parlamentarios y entre aquellos que siguen la actualidad política toda vez que es conocida la escasa condición de lector del presidente en funciones. Esta frase entrecomillada que dijo Rajoy no es raro que sea utilizada en discursos o cuando se quiere hacer una declaración solemne que atraiga la atención del público oyente pero, ¿de dónde viene esta frase? ¿Qué origen tiene? Preguntados los asesores de Rajoy no supieron dar una respuesta convincente.

La primera vez que leí esta frase fue hace veinticinco años. Debió de ser a principio de los años 90 cuando descubrí en la biblioteca de mis padres el libro Tao Te King (Libro de la Suprema Virtud) en la edición de 1979 de la editorial Ricardo Aguilera, traducción que siempre he preferido frente a otras que he tenido oportunidad de leer con posterioridad. Escrito por el filósofo chino Lao Tse aproximadamente en el siglo VI a. C. me acompañó durante toda mi juventud y sobre todo un verano en que lo leí tumbado en la playa después de navegar con mi tabla de windsurf o mientras estudiaba alguna asignatura de la carrera. Está compuesto de ochenta y un capítulos siendo en el número sesenta y cuatro donde aparece la frase a la que se refirió Rajoy. En concreto dice en uno de sus párrafos: «El árbol que no puede rodearse con los brazos brotó de un germen minúsculo. La torre de nueve pisos comenzó por un montón de tierra. El viaje de mil li empezó con un paso». Los asesores adaptaron este pensamiento a las preferencias de Rajoy, cambiando el viaje de mil li por caminata, término este último mucho más acorde con su costumbre de dar largos paseos a buen ritmo en su tiempo libre a la vez que se hacía referencia a una supuesta campechanía del presidente en funciones.

Puestos a copiar a Lao Tse los asesores de Moncloa podrían haber escogido frases de otros capítulos que sin duda se adaptan más a la figura de Rajoy, como por ejemplo la que dice «conocer y comprenderlo todo sin usar la inteligencia, esta es la gran virtud» o aquella otra de «quien se sostiene de puntillas no permanece mucho tiempo en pie. Quien da largos paseos no puede ir muy lejos».

Resulta bochornosa la exigencia del Partido Popular de que sean los demás partidos que forman parte del Congreso de los Diputados los que tomen la iniciativa para conseguir una investidura que, por supuesto, debe colocar a Mariano Rajoy en la Presidencia del Gobierno español sin que a cambio haga ningún intento de acuerdo programático. Lo tiene difícil el Partido Popular para conseguir el apoyo parlamentario dado el complicado panorama judicial que tiene por delante. A punto de iniciarse las vistas orales de los principales casos de corrupción que afectan al PP que se investigan en los juzgados españoles y con leyes muy controvertidas aprobadas a base de decretos leyes -como la implantación de la reválida en el ámbito educativo, de clara inspiración franquista, o la Ley Mordaza- el Partido Popular se enfrenta a una situación inédita que le exige algo que no sabe hacer: dialogar.

No debe desesperar el Partido Popular. Albert Rivera, al que en el anterior debate de investidura diputados populares llamaron niñato y traidor, ha dado el paso que Rajoy no era capaz de dar.