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El Misteri en el castillo

Ante Prova, el proyecto de vídeo, instalación y fotografía de Javier Codesal en el Castillo Santa Bárbara, cuyo objetivo expuesto en el escrito de sala es «la transmisión de la cultura popular en el momento actual», cabe analizar determinados factores de su concreción plástica y conceptual que determinan su propuesta. Sorprende el espacio escogido para mostrar una obra de arte que como tal pretende una autonomía no meramente documental sino artística. El castillo es quizá el espacio más visitado de Alicante por su ubicación, pero no tiene un proyecto de arte contemporáneo en el cual se puedan integrar este tipo de propuestas. Quizá el deseo de ocupar un espacio tan turístico ha llevado a saltarse todas las condiciones estipuladas necesarias para un espacio artístico. En principio, las salas del Castillo no se propusieron como espacio expositivo en la convocatoria pública, lanzada por Concejalía, lo que nos lleva a preguntarnos sobre cuál es el proyecto que sitúa esta propuesta aquí. Pasar del Playmobil al arte contemporáneo sin previo aviso es cuanto menos algo confuso, pero sobre todo demuestra la carencia de una base de conocimiento necesaria para dotar a un espacio de las condiciones para el estudio, el disfrute y la comprensión del arte contemporáneo.

En cuanto al concepto de la obra, la idea es buena, no solo por lo que tiene de difusión de un patrimonio cultural como el Misteri, sino por la reivindicación de su base popular, como un logro del pueblo de Elche que durante generaciones, cientos de años, lo ha cuidado, conservado, utilizando sus propios recursos materiales, intelectuales ?. Pero en la concreción de esta idea, el empleo de la doble imagen en el video y la propia elección de las imágenes que contrasta resulta pobre. La comparativa de los cantores del Misteri con los trabajadores que ponen la lona que hace de cielo en la compleja tramoya, que todos los años se instala en la basílica, implica una excesiva reducción de la relación del Misteri como obra del pueblo. También en la mirada al edificio, el fotógrafo se ha centrado casi exclusivamente en las partes deterioradas, con lo que se convierte en una crítica explícita a su falta de conservación. La obra de video arte que, en su afán de distinguirse del cine o del documental, busca un ritmo más monótono, un concepto más desnudo de efectismos, confunde este sentido de síntesis con la denuncia evidente o con la simplificación de una acción compleja, rica en matices, en tecnología, que agrupa disciplinas tan dispares como la música, la escenografía, la ingeniería, la performance, el directo contacto con el público, el ritual. La obra no trasmite la relación tan intensa que el pueblo de Elche establece con su fiesta, con un patrimonio que lo hacer ser un pueblo exigente, culto y creativo.

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