La primera nación que ha encabezado el medallero ha sido Australia con dos oros y un bronce. Estados Unidos y Japón, con cinco medallas, pero sólo uno oro cada uno, han empezado detrás. Esto cambiará rápidamente. Es curioso ver la evolución de Brasil. Ha conseguido 108 preseas desde 1920, 23 oros, 30 platas y 55 bronces. Los mejores años fueron 1996 y 2008 con 15, superados por las 17 de Londres. En judo es donde han obtenido el mayor número de ellas, 19. El primer oro fue en Munich y en Londres lograron cuatro. Este deporte les ha aportado el 60% de sus éxitos. Lo normal es que superen estas cifras con la facilidad que da estar en casa.

Otro aspecto interesante es ver cómo, de vez en cuando, algunos deportistas, perfectamente entrenados físicamente, tácticamente, mentalmente, descuidan algún aspecto del reglamento.

Esto ha sucedido en tenis, en un encuentro de dobles femenino. Una de las dos jugadoras de uno de los equipos llevaba ropa de distinto color al de su pareja y estuvieron a punto de ser descalificadas. Uno de los jueces ya las quería echar de la pista. Pero una de ellas llevaba en su bolsa la otra equipación y solucionó el problema. Esto me recordó la descalificación de Miriam Blasco en un Open de Londres, hace muchos años por llevar el pelo sujeto con una gomita que estaba unida por una minúscula piececita de aluminio. El juez del combate aplicó, de la forma más radical posible, el reglamento que impide cualquier cosa metálica en el competidor.

Otra de las situaciones que se viven con frecuencia es la repentina pérdida de concentración en el momento más inoportuno, cuando el cerebro nos juega una mala pasada. Así le sucedió a Walide Khiar, que se veía ganador frente al local Kitadai, casi contra pronóstico, a dos segundos del final. Walide llevaba clara ventaja y Kitadai, en un último ataque consiguió, con un yuko, ocupar el sitio que su rival creía suyo en la siguiente ronda. Cada segundo, en un combate de judo, es igual a cualquiera de los otros 300.

Como en todos los JJOO, veremos muchas situaciones de este tipo, que son más asunto casi de cotilleo que de trascendencia. Pero, a veces, es la sal del deporte.