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Las vueltas que da la vida...

Muchas son las cosas que han quedado en la penumbra, cuando no en la más absoluta oscuridad, con el giro al que apunta el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, en lo referente a la instalación de Ikea y el complejo comercial anexo en los terrenos de Rabasa. Lo esencial ahora, por lo visto, es que si los suecos se ponen gallitos habría que cambiar el paso, y pasar del no es no, al sí se puede, para evitar que se pierda una inversión de 250 millones de euros. Dejando a un lado, que es mucho dejar, que ese planteamiento desprende un tufo importante a chantaje ya que los intereses urbanísticos de la ciudad no pueden depender de este o aquel especulador -a la historia reciente me remito-, sino que se debe construir municipio en función de las necesidades ciudadanas. Dejando, repito, todo eso aparte, lo que nos queda si todo acaba como apunta es que llevamos años de tira y afloja con la multinacional del mueble para que al final el saldo sea que sale Enrique Ortiz, el empresario con el que nadie quiere ir por sus años de cancaneo con la clase política, y que la operación sigue adelante con pequeños retoques cosméticos. Por resumirlo, el resultado sería algo similar a lo que magistralmente se plasmaba en la novela de Lampedusa El gatopardo con la frase: «Algo debe cambiar para que nada cambie». Urge, por tanto, que todo aquello que a día de hoy está fuera de foco reciba la conveniente luz para convencernos de que una operación urbanística -que es lo que es el complejo comercial de Rabasa en el fondo- que puede ser capaz de llevarse por delante al equipo de gobierno municipal, no tiene gato encerrado. Y eso pasa por explicarnos a todos qué razones son las que a la mayoría se nos escapan para que Ikea se instale en Rabasa y no quiera otras zonas de la ciudad, que hasta hace una semana el tripartito, con el alcalde a la cabeza, calificaba de mejores, y con disponibilidad inmediata, para que la multinacional sueca acorte plazos para su implantación en Alicante. Pudiera ser que la colapsada circunvalación se haya visto liberada de la carga de tráfico sin que nos hayamos enterado o quizá la razón se encuentra en que el PSOE, que en su día votó a favor de Rabasa, haya decidido optar por retornar al pasado, algo que entra dentro de lo probable dada la reciente repesca de Ángel Franco, que era edil cuando se aprobó ese plan urbanístico. Las vueltas que da la vida...

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