Todos los meses nos habla eufórica la ministra Báñez de las bondades del paro registrado que se derivan de la política económica del Gobierno. Y en esta ocasión lo ha hecho flanqueada por el presidente y la vicepresidenta del Gobierno. Aunque las avale el gran capitán Rajoy, por mucha solemnidad que le pongan, esas cifras no registran el paro existente en España. Ni para nosotros ni para la Unión Europea ni para nadie que lo haya reflexionado un poco, con la excepción comprensible por lo visto, de la ministra Fátima Báñez en funciones de ídem. El paro registrado recoge el total de personas apuntadas en las oficinas de empleo que buscan trabajo 3.683.000; los parados que buscan trabajo; los que ni siquiera están apuntados no se tienen en cuenta, son casi 800.000 más. Son datos oficiales y corresponden a la última EPA que ha publicado el INE en julio.

Los ocupados en España en el segundo semestre del año han sido 18.301.000, son casi trescientos mil más que el trimestre anterior, una cifra muy superior a la media de todo 2015. Es un dato alentador, pero aún está muy por debajo -trescientos mil menos- del número de ocupados que había en el mismo trimestre de 2011. Los parados son 216.000 menos que en el trimestre anterior, y medio millón menos que el número medio de parados en el año anterior. Es también un buen dato, porque además supone que hay 52.000 parados menos que en el mismo trimestre de 2011. Hay menos parados, pero también menos ocupados.

Aquí viene la ecuación básica de la EPA (Encuesta de Población Activa): Ocupados + Parados = Activos. Actualmente en España son, en miles: 18.301.000 + 4.574.000 = 22.875.000. Son los que estando en edad de trabajar han buscado activamente trabajo: los activos. El 59,5% de los mayores de 16 residentes en España, es la tasa de actividad; en junio de 2011 esa tasa era un punto más alta el 60,5, y había casi 600.000 activos más. ¿Dónde han ido a parar los que entonces estaban activos? Sencillo: la mitad aproximadamente son inactivos y la otra mitad ocupados; los inactivos lo son por jubilación, porque ya ni buscan empleo, y porque han vuelto a los estudios -el paro es el que reduce el abandono escolar, no la nueva Ley de Educación, esa es otra cuenta del Gobierno-;hay otra mitad que han encontrado empleo, son los ocupados. Es un mejor dato, pero aún así hay trescientos mil menos que en los últimos meses del vilipendiado Zapatero. Además, la población residente se ha reducido en 324.000 personas en cinco años, casi todos mayoresde 16 años; son los emigrantes extranjeros que han vuelto a sus países y los españoles que se han ido a trabajar al extranjero, estos son la mayoría. Los que han tenido que emigrar son tantos como los que han encontrado empleo.

La subdirectora primero y la directora general de Tráfico, María Seguí, han dimitido de sus funciones por un asunto de cuentas del que hablarán los jueces. El ministro del Interior, Fernández Díaz, le agradece a la directora general que haya mantenido la reducción de accidentes de tráfico con víctimas y fallecidos. Pero es que esas cuentas tampoco están bien: porque dan el número de accidentes y fallecidos sólo en vías interurbanas, y/o en las 24 horas siguientes al accidente. Las normas de Tráfico -la metodología para la estadística- obliga a contar los fallecidos en los treinta días siguientes, y en vías interurbanas y urbanas. Según el último Anuario Estadístico de Accidentes 2014, publicado por la Dirección General de Tráfico, los fallecidos a 30 días fueron menos en 2012 y 2013 pero ya en 2014 aumentó y los datos de 2015 no se han publicado, cuando siempre se hace en junio. Y el total de accidentes con víctimas se disparó ya en 2012, y creciendo.

Son efectos secundarios de los recortes y la crisis: los accidentes se pueden atribuir a la disminución en las partidas de mantenimiento de carreteras, y al aumento de la edad media de los vehículos; la gente no se apunta al INEM porque es menor la cobertura del desempleo y la ayuda familiar; se reducen los activos porque emigramos. El número de afiliados a la Seguridad Social crece, pero los ingresos por afiliado se reducen por los menores sueldos, y echan mano de la hucha. Menos alharacas y más ajustar cuentas.