Cierto es que las medallas que cuelgan en los cuellos de los jugadores españoles del equipo de baloncesto que nos representan en la Olimpiada de Río de Janeiro se cuentan por decenas. Nada menos que siete jugadores están ahora en equipos de la NBA (Gasol, Rubio, Sergio Rodriguez, Calderón, Abrines, Hernangomez y Mirotic) y otros tres han estado /(Rudy, Claver y Navarro), más Llul que todavía no ha querido dar el paso y Reyes que le faltaban unos centímetros en su puesto de «5» para poder haber ido allí.

Tenemos un equipazo, al que de haberse unido Marc Gasol e Ibaka le hubiéramos hecho frente otra vez a los americanos, como ya ocurrió en la Olimpiada de Londres, en la que pocas veces los NBA se vieron ante la posibilidad de que España les venciera a todo un «Dream team» de ensueño. Sin embargo, la presencia de nuestra escuadra es una incógnita. A su favor juega que conforman un equipo curtido en mil batallas y que tiene a casi todos sus jugadores con la capacidad de ganar cualquier partido y ante cualquier rival. No se arrugan ante nadie y tienen experiencia suficiente en este tipo de eventos. Además, lo que Scariolo ha tenido que hacer es bien poco. Juntarlos, convencerles de que es una nueva oportunidad de hacer algo más por España y dosificarles de una temporada cargada de partidos al límite. Porque cada uno de los jugadores tiene tras de sí una gran cantidad de encuentros en los que han tenido que dar el máximo.

Unos en la NBA, donde juegan tres y cuatro partidos a la semana, y otros en la liga y campeonato de Europa, donde llegaron casi al final de todas las competiciones. Por ello, ganas y esfuerzo lo vamos a encontrar en unos jugadores que saben jugar este tipo de competiciones. Por el contrario, ha sido una dura temporada y las piernas, rodillas y espaldas de muchos de ellos están al límite. Y en cada uno de los partidos de Río no hay enemigo pequeño y serán partidos a «cara de perro» donde habrá que rendir al 100%.

Dependerá de cómo les dosifique Scariolo, y pueda ir utilizando el banquillo para saber en cada momento quién debe estar en la pista. Por otro lado, la fase de preparación ha sido preocupante, porque ganar a Venezuela es lógico, pero hemos perdido dos veces con Lituania.

Sea como fuere, no somos el equipo dominante que nos permitió colgarnos varias medallas desde Japón, pero estos chicos están en condiciones de darnos otra alegría por experiencia, ganas, sacrificio y esfuerzo. Y, sobre todo, porque se van a poner encima una camiseta como la española, que es la que te quita todos los dolores que un jugador español pueda tener.

Que les hará recordar aquellos momentos mágicos cuando subieron a la entrega de medallas en los distintos torneos donde han estado y alzaban copa tras copa ante los ojos de muchos españoles que miraban los televisores con la bandera española pintada en las mejillas y una sonrisa de oreja a oreja. Porque más que un equipo, es un grupo de amigos que se conocen desde hace tiempo, y que además representan a un país como España que les quiere y que les ha sabido reconocer todas las alegrías que nos han dado. Quién sabe, pero Río es la última posibilidad para casi todos ellos, porque este equipo no volverá a repetir en la siguiente Olimpiada. Y solo por eso, aventuramos que harán lo posible por subir a por medalla. Lo veremos.