El cambio de continente, al pasar de Munich 72 a Montreal 76 empezó con una curiosa forma de trasladar el simbólico fuego encendido en Olimpia. De allí viajó a Atenas donde un detector de partículas ionizadas envió una señal a un satélite y en Ottawa recuperaron esa señal y recrearon la llama. Desde allí atravesó Canadá hasta llegar a la sede de los XXI juegos.

A pesar de ese inicio tan sofisticado, el boicot de los países africanos como consecuencia de la presencia de Nueva Zelanda, que había jugado al rugby con Sudáfrica, sin tener en cuenta el Apartheid, el de las dos Chinas que no se aceptaban la una a la otra y el de Iraq aprovechando que el Pisuerga no pasaba por Mesopotamia, amenazó con deslucir unos juegos que se financiaron con el impuesto a los cigarrillos que se fumaron en la provincia de Quebec hasta en año 2006.

Afortunadamente los países que asistieron, aunque en menor número que en Munich, 92 frente a los 121 de la anterior edición, compitieron con brillantez y dejaron episodios de gran calidad. Héctor Rodríguez, cubano, ganó el oro en judo y actualmente es técnico en la federación española, admirado y respetado por nuestros competidores. Su compatriota Juantorena venció en 400 y 800 metros. La imagen de esos Juegos fue Nadia Comaneci que consiguió 7 dieces en gimnasia, algo inaudito. Por primera vez y creo que única, Miklos Németh, hijo de un campeón olímpico, Imre Németh, oro en martillo en 1948, logró ese mismo metal en jabalina. Nuestro deportista José Luis De Frutos consiguió un diploma olímpico en judo con un 5º puesto. En Moscú 80 se volvió a repetir el boicot. Le habían tomado gusto. Aunque esta vez la razón era la invasión de Afganistan por la URSS. El presidente Carter, de Estados Unidos le dijo a Lord Killanin, presidente del COI, «o retiran las tropas los soviéticos o retiro yo a mis atletas». Japón se unió al boicot y el mejor judoka de todos los tiempos, Yamashita, se quedó sin un Oro que nadie le habría podido disputar.

La exhibición inaugural fue un prodigio de perfección y belleza. En natación se bajó por vez primera de los 15 minutos en los 1.500 metros. España (boicot si pero no) desfiló sin bandera, en apoyo a Samaranch, que fue elegido presidente del Comité Olímpico Internacional. Eso facilitaría la elección de Barcelona para el 92.

De Moscú la bandera pasó a Los Ángeles 84 y como era de esperar la URSS le devolvió la pelota a EEUU. 14 países se unieron para boicotear los Juegos y con ellos 58 % de las medallas obtenidas en 1976. Los JJOO norteamericanos fueron los primeros financiados íntegramente por la empresa privada y se consiguieron 200 millones de dólares, de la época, de beneficio. Carl Lewis consiguió sus primeros 4 oros. EEUU, con Michael Jordan, lo bordó en baloncesto. Y el equipo español de Fernando Martín, Epi, Romay, Lopez Iturriaga, Corbalán y hasta 12 geniales jugadores, se llevó una plata que supo a platino. En judo Yamashita se desquitó de sus ausencia en Moscú y a pesar de una grave lesión en una rodilla se llevó de calle un oro merecidísimo. Y la mejor representación que jamás ha tenido el judo español, con Sotillo, Quino, Sanz Paz, Alfonso García y Alberto Rubio, volvió de vacío por circunstancias ajenas a su calidad deportiva.