Sánchez y Cía no han asumido las dos recientes derrotas electorales del PSOE. Sí, que se dejen de historias, ya está bien de marear la perdiz para despistar y confundir al ciudadano. Como si las dos últimas elecciones no fueran con ellos, como si no hubiera ocurrido lo que sin embargo ha ocurrido, un fracaso en toda regla del PSOE dirigido por Sánchez.

Tras los primeros comicios, y con la finalidad de ocultar el hasta entonces peor resultado de la historia electoral del PSOE, escenificó Pedro Sánchez una especie de alianza con Ciudadanos para plantar cara al PP aglutinando conjuntamente una fuerza electoral ligeramente superior.

Y con toda la jeta del mundo se presentó Sánchez a la investidura sabiendo que era imposible que tuviera buen fin. Pero era una manera de asumir protagonismo, intentar ponerse en valor y sobre todo, sobre todo y por encima de todo confundir al ciudadano como ya he expresado, para que lo fundamental, ese tortazo electoral como un piano que se acababa de dar el PSOE de Sánchez, pasara a un segundo plano.

Algunos inocentes y otros con ironía habían llegado a vaticinar que era posible que PSOE y Ciudadanos acudieran juntos a las siguientes elecciones. Pero qué va, lo único que había era lo dicho, confundir y darse bombo.

Por ello, los ciudadanos/as en la siguiente convocatoria electoral le dieron a Sánchez y Cía de nuevo calabazas, pocas para las que se merecían, pues algo de lo que pretendían, quitar del primer plano su fracaso, algo digo, lo habían conseguido.

Y ahora siguen tomándole el pelo a la gente. Siguen sin asumir que han sufrido un descalabro electoral de órdago. ¿Es tan difícil después de caer tan bajo asumir responsabilidades haciendo mutis por el foro con dignidad?

Debe serlo. Por ello están dispuestos a unas terceras elecciones con tal de no asumir la derrota, con tal de que el partido más votado, con diferencia, no intente gobernar. Quieren otra oportunidad, no comprenden que haya habido muchos más españoles/as que le hayan dado su apoyo al PP que a ellos. ¿Pero cómo puede ser se preguntan que tantos españoles le hayan dado su confianza a los malos, cómo han podido llevarse a engaño, o de otra forma, cómo pueden haber tantos gilipollas que apoyen a los corruptos, a un partido corrupto, a los degenerados esos del PP, a esos que disfrutan recortando y jodiendo al personal? ¿Acaso vivimos en un país de ciegos? ¿Acaso vivimos en un país de locos?

El PP, pregonan desde la izquierda, es un partido corrupto, Rajoy un indecente, y los que le rodean necesitan regenerarse. Porque ni Rajoy ni su partido han adoptado medida alguna contra aquellos que no han actuado como debieran, contra aquellos de su partido que se condujeron por el camino equivocado.

¡Pero si es que es una gran mentira! El Partido Popular ha dictado normas muy duras contra los que se han corrompido políticamente. Los ha apartado de sus responsabilidades cuando se han constatado indicios serios de responsabilidad penal. El Código Penal ha sido reformado en términos muy duros en lo referente a los delitos de corrupción. Esto son hechos, no palabras.

¿Que quieren desde Sánchez y Cía, que digan desde el PP que son un partido de corruptos, que su formación política como tal es corrupta y que por tanto sus dirigentes lo son, empezando por Rajoy? Pues no señor, naturalmente que no.

Cierto que el PSOE y toda la izquierda llevan años tratando de incriminar a todo el PP como un partido corrupto. El intento de generalizar los casos que sin duda han existido de corrupción, no es algo de ahora. Lo intentaron ya antes de llegar Mariano Rajoy al poder. Y ganó por mayoría absoluta. Han seguido desde entonces en dicho empeño y han fracasado. Pero siguen. Porque no tienen otro discurso.

Pero la realidad les ha dado la espalda. El ciudadano, que no es tan tonto como tal vez se le haya pasado por la imaginación a alguna de sus lumbreras pensantes, ha pasado de ellos. Y Sánchez y Cía no lo acaban de entender. Por ello buscan una nueva oportunidad. No han asumido su derrota. Necesitan que por una tercera vez, la ciudadanía se lo vuelva a explicar.