Me cuentan unos amigos que han estado en el Teatro Real de Madrid viendo al cantante y compositor José Luis Perales y que formaron parte de los asistentes que agotaron las entradas del recinto y disfrutaron de sus temas más conocidos y de las nuevas composiciones de su álbum más reciente, y que las muestras de cariño entre el cantante y el público fueron constantes y que los espectadores acabaron absolutamente entregados al final de la actuación y cantando a coro esa melodía tan bonita cuya letra habla de un velero llamado Libertad y de gaviotas en el cielo y estrellas en el mar.

Y me cuentan también que el título del último trabajo del compositor conquense es el de «Calma» y que en una entrevista responde al periodista que el cantante pediría esa calma con la que titula el álbum para los estresados y para los que con sus declaraciones hacen daño, y para los que crean tensión a la sociedad, y engañan a los ingenuos y hacen este mundo inquieto, pues el ser humano está aquí para ser feliz.

Y a propósito del título del disco, reflexiono que aceptar con serenidad lo que es y no puede dejar de ser es señal de sabiduría haciendo lo que está en nuestras manos y aprovechando todas las oportunidades pero aceptando con calma que aunque no podemos cambiar aquello que nos resulta adverso o inquietante sí podemos con serenidad cambiar nuestra actitud encontrando el lado más favorable y que cuánto más grave o crítica sea la situación más sosiego interior debemos activar pues la verdadera fuerza está en la serenidad y la calma.

Y como me dicen mis amigos que el conquense continuará su gira por varias ciudades españolas antes de cruzar el gran charco mientras recuerdo mentalmente esa canción tan bonita que pregunta quién es él y en qué lugar se enamoró de ti, me ilusiono con que alguien en quien con una sonrisa estoy pensando, me de una pequeña sorpresa también.