Con bastante guasa, Paco Valor solía contar que Pepe Sanus decidía cosas tras «haberse reunido consigo mismo». Con Peralta esta tendencia se intensificó y no digamos con Jorge Sedano; de todos podríamos poner una retahila de ejemplos, que pasarían desde el cierre del colegio de Batoy a la Rosaleda o el bulevar. A Francés le ha tocado la china de la época de la participación: Guanyar no apoya por ahora el nuevo PGOU porque no se ha «formado» a los colectivos para que luego puedan asistir a las reuniones explicativas, por citar un ejemplo. Así, las «mesas», los «grupos» proliferan como setas otoñales, creando un entramado en ocasiones difícil de seguir. Lo de Ciudadanos, pactado con comerciantes -no se si sólo de Ciudadanos o más plurales- era encomiable, pero un tanto ingenuo, sobre todo con el liderazgo de un excalcalde que conoce el patio. ¿Comprar locales de San Francisco para alquilarlos a pequeños artesanos? Perfecto, pero habiéndolo anunciado en público ya han subido los precios. Y una pregunta, ¿cómo se adjudican? ¡Ah! Y los urinarios. ¿Quién los mantiene? A veces es difícil armonizar las ideas y la realidad.