Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un cariño mutuo

Conocí a Canito hace cerca de treinta años en la plaza de toros de Valencia por una foto que me hizo con José María Manzanares y desde entonces surgió una relación que año tras año fue estrechándose hasta acabar siendo como un hijo para él. De hecho, tras conocerse su muerte he recibido treinta y ocho mensajes por whatsapp para darme el pésame.

Desde entonces comenzó a frecuentar mi restaurante en Alcoy y cada vez que venía me traía fotos taurinas. Al final tenía tantas fotografías que decidí abrir otro establecimiento, «El rincón de Cano», donde hay numerosas imágenes captadas por la cámara de mi sabio amigo.

Sabía que estaba delicado pero siempre es una pena la marcha de un amigo, aunque sea a los 103 años, algo que está al alcance de pocos. Desde los 99 años ha estado celebrando su cumpleaños en mi restaurante y cuando se marchaba tras la comida nos despedíamos diciéndole «hasta el año que viene Cano; tú estarás pero nosotros no sé si estaremos».

Cuando comía en mi casa nada más entrar al restaurante me cogía el rotulador y escribía cosas en la vajilla o en cuadros con sus fotografías enmarcadas. Aún guardo algún plato, como uno firmado en septiembre de 2010, donde puso «En el Lolo comerás y cien años vivirás. Sólo me quedan dos añitos y cuatro meses, pobre de mí».

Echaré de menos las anécdotas de sus vivencias taurinas que compartió conmigo en más de una sobremesa. Es una verdadera pena su marcha porque nos apreciábamos mucho. Era un cariño mutuo. Descansa en paz Canito, te lo mereces.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats