Como uno de los grandes temas de la música (Chasing Cars, de los grandes Snow Patrol) que me embarga el corazón, ese que cada día tengo más sensible, por mucho que trato de encerrar en un caparazón (inútil ejercicio para los sentidos, que se desparraman solos, ellos?); como ese temazo, si «if I lay here?, if I just lay here», hay tantas cosas que me perdería? en ese ejercicio de tenderte y dejarte caer sobre la vida, que como diría Fangoria se resume en «miro la vida pasar?» o lo que algunos llaman «pasar de puntillas». Pues sí, si uno se queda aquí, a mirar, no podríamos haber cambiado las cosas, ni los tabúes ni las malas circunstancias ni desde luego la Humanidad, que, aunque no parezca porque es lento el cambio, va evolucionando a marchas aceleradas. Sin ir más lejos ayer, sábado, se terminaba una semana de Gay Pride en Alicante. Hay quien, como mi buen conocido Ramón Jaúregui, clamaba en las redes sociales que el asunto le aburre, porque tanta fiesta es menos «seria» que las iniciativas jurídicas o económicamente más viables para tomar conciencia. Sin ir más lejos yo he discutido mucho este asunto, y tengo muchísimos amigos gays de ambos sexos, transexuales, bisexuales? pero ahora, y lo digo alto y claro, he comprendido que gracias a que el colectivo LGTB toma, literalmente, nuestras calles, con carrozas y gente divina incluida, con color, humor, buen rollo y musicón, he entendido que , gracias a esto, son visibles. Nunca lo fueron durante lustros, decenios, siglos? como las mujeres, han sabido lo que era el «lado oscuro» de la luna, la inexistencia, o a lo peor, la «inosoportable levedad del ser» ? o de no ser prácticamente para nadie nada más que un problema «con patas». Han tenido que casarse con quien no correspondía por norma social, vivir con quien no querían, esconderse, gritar libertad como los esclavos desde el «armario» de la casa equivocada, el colegio inadecuado, los compañeros homófob@s y encima hacer como que todo era un mundo ideal? así durante siglos y siglos.

Quizás somos las mujeres las que hemos hecho más por esta causa, como decía Boris Izaguirre, amigo al que adoro a más no poder?, son las madres de toda una generación las que han liberado con su actitud y apoyo a los que hoy dirigen este movimiento que me llena de orgullo. Pero ahora quedan más pasos. Ahora queda la segunda parte. El respeto a la transexualidad y la asunción de la bisexualidad como parte normal de la cultura. Y desde luego sí hay que reivindicarlo con alegría, buen humor, un par de pelis de culto y mucha fiesta, pues qué le vamos a hacer? a quien no le guste, que vuelva al cole, porque la vida ha cambiado y vienen tiempos que ya no dejarán sitio a los vericuetos de la «antigüedad castrante» de otras épocas, y no pasa nada, el mundo no se hundirá y el «apocalipsis y las siete plagas de Egipto» no caerán como el «cielo de los Galos» ni nada parecido. Así que con esta filosofía mis tozudos amigos de Cannibal Pub, un par de preciosos locos con ganas de luchar y el colectivo en general, se han puesto un año más a remover tierra y mar y poner en marcha el siguiente festival de Transformarte (por favor, no os perdáis el videoclip y el temazo que han compuesto vestidas entre otros looks de fallera, alicantina, «modelna» y de casi Carmen de Miranda, sin cocos, o mismamente Celia Cruz). Agosto entrará muy «calentito» con este concurso nacional que da mucho juego a la ciudad y a las geniales trasnsformistascomo La Centollo, la Perlan o la Prohibida. Junto a ellos este finde me despido con un sonoro homenaje a Amy Winehouse, que desde la sala de exposiciones de la Lonja nos mira con la óptica de un artistazo, Xavi García. Feliz domingo diferente, libre, nuevo y muy muy esperanzador.