La Asamblea General de la ONU adoptó, en septiembre de 2015, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Esta Agenda 2030 amplía las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con un enfoque menos paternalista y con mayor énfasis en la cooperación global mutua y la responsabilidad de los países receptores.

La necesidad de enfocar mejor las actuaciones a los principios y objetivos de la cooperación al desarrollo, es decir la reducción de la pobreza; la posibilidad de integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus indicadores como marco para la evaluación de las actuaciones, de adoptar un enfoque orientado a los resultados en la programación y ejecución de las actuaciones que posibilite generar conocimiento y reforzar la responsabilidad de los países socios en la gestión de la ayuda, conlleva que la cooperación al desarrollo adopte un nuevo paradigma que desplaza los antiguos conceptos, forma de operar y de financiarse, ante los imperiosos desafíos que la comunidad internacional tiene por delante: avanzar rápidamente hacia la consecución de los ODS.

En este sentido, se viene asistiendo a la implementación de un nuevo enfoque en el ámbito de la cooperación al desarrollo, donde se buscan soluciones sostenibles que, desde la demanda, contribuyan fomentar la resolución de las necesidades sociales por medio de lógicas de co-creación. El principal reto, de cara al futuro, surge de la idea del Desarrollo Humano Sostenible, que pretende conjugar por un lado la ampliación de las oportunidades de las personas, libertades, derechos y capacidades; con el crecimiento económico y las capacidades productivas y la lucha contra el cambio climático; poniendo el acento en la idea de reciprocidad en las relaciones, haciendo a los países receptores responsables de su propio desarrollo.

Una de estas soluciones pasa por la articulación de actores donde cada uno aporte sus fortalezas al proceso, mitigando al mismo tiempo sus debilidades. Articulación de actores que puede ser impulsada, en la Comunitat Valenciana, mediante la generación de alianzas para el desarrollo sostenible, que apuestan por la creación de agendas comunes y la combinación de recursos, a partir de la apuesta por la innovación y el trabajo colaborativo en nuestras actuaciones, con la principal encomienda de impulsar el desarrollo en los países en los que estamos presentes.

En un contexto global, desde la cooperación valenciana, creemos que las grandes ideas y actuaciones vienen desde la colaboración. Para ello queremos ser catalizadores del cambio en el modelo de cooperación descentralizada al desarrollo sostenible, convencidos de la eficacia del trabajo colaborativo con el conjunto de los agentes para dar con actuaciones innovadoras que generen y faciliten soluciones a los problemas del desarrollo y éstas debe partir de la combinación e integración de visiones locales, regionales, nacionales e internacionales y de la suma de cuatro elementos centrales: Desarrollo + Cooperación Internacional + Acción Pública + Capacidades Institucionales y Territoriales.

Es necesario tener presente que la cooperación al desarrollo del futuro será del conjunto de los actores de la cooperación, de la sociedad civil y el sector privado y no sólo del Gobierno o de una agencia gubernamental.