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La polémica tras la emisión de El santuario no se rinde dentro de Historia de nuestro cine en la noche del lunes 18 de julio muestra bien a las claras la ignorancia y el desconocimiento supino mostrado por todos los «opinadores» oficiales a quienes poco importa saber de qué hablan, atreviéndose a hacerlo sin ningún tipo de razones ni un mínimo de argumentos. Setecientos fueron los títulos que adquirió TVE para incluir en el contenedor Historia de nuestro cine. Películas que se agrupan temáticamente semana tras semana (hasta la fecha se han emitido 310) y que se clasifican cronológicamente, de manera que los lunes van las de la década de los 40, los martes los 50, los miércoles los 60, los jueves los 70, y los viernes los 80 y 90. Esto es una pauta aproximada, que después se va ajustando en cada momento.

El historiador Luis E. Parés es el coordinador del proyecto, mientras que críticos con la autoridad moral de Carlos F. Heredero, Carlos Aguilar, Javier Ocaña o Fernando Méndez-Leite son los encargados de introducir cada una de las proyecciones. Porque de eso se trata. De contextualizar. Ya lo hizo el propio Méndez-Leite entre 1984 y 1986 cuando, en plena etapa de gobierno socialista, también con mando en la santa casa de TVE, dirigió La noche del cine español, un contenedor en donde se emitieron numerosos títulos del cine de la postguerra incivil.

Quienes han puesto el grito en el cielo por el hecho de que La 2 haya emitido El santuario no se rinde no tienen ni la menor idea del asunto. Y lo que es peor: no quieren saber. Ni conocer la verdad. Ni entrar en razón. Para ellos la televisión pública actual es abominable porque mandan los que mandan, y punto. Con su pan se lo coman. Esperemos que iniciativas tan loables como Historia de nuestro cine continúen siendo posible en este país de catetos.

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