Hay canciones cuyos estribillos, a base de escucharlos una y otra vez, acabamos por tararearlos mecánicamente, aunque carezcan de sentido o digan auténticas banalidades. Algo parecido sucede con alguno de los mantras que repite el Gobierno de Rajoy una y otra vez, a sabiendas de que son inciertos pero que acabarán por fijarse en el imaginario colectivo. Y uno de ellos es la reducción del paro y la creación de empleo.

El tratamiento que se viene dando en España al problema del desempleo y a las cifras del paro demuestra bien a las claras la quiebra moral y política en la que estamos instalados, a base de ocultar su impacto, desvirtuar sus efectos y manipular los indicadores estadísticos existentes, ocultando aquellos que no interesa difundir mientras se retuercen otros hasta desdibujarlos. El resultado es una impermeabilización moral sobre uno de los mayores dramas humanos contemporáneos, como es el desempleo y la falta de ingresos, de consecuencias devastadoras para las personas y las familias que lo sufren.

Desde que en el año 2008 estalló la crisis que todavía vivimos y comenzaron a aplicarse las políticas de recortes que numerosos autores denominan de «austericidio», España ha sido el país europeo que ha registrado una mayor destrucción de empleo, manteniéndose con las tasas de paro más elevadas de toda Europa, junto a Grecia. A la luz de las cifras registradas por la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), España tiene un 19,8% de tasa de paro que supone prácticamente el doble de la media en la UE-28, que se sitúa en el 10%, destacando su 43,9% de desempleo juvenil. Estas son las cifras oficiales auditadas por Europa ante las que no cabe alegría alguna, como viene haciendo este Gobierno. Además, bueno sería que los responsables de empleo explicaran la evolución de las tasas de actividad y ocupación, de los trabajadores en alta en la Seguridad Social, del número de horas trabajadas o las encuestas de estructura salarial y costes laborales para darnos cuenta de la interesada utilización de cifras e indicadores que desde el PP se viene haciendo.

Por el contrario, el aparato mediático y político del Gobierno no se cansa en mostrar una y otra vez su satisfacción, repitiendo que España crea empleo, que se reduce el paro y que todo ello es una prueba de una recuperación económica que otros muchos indicadores se empeñan en cuestionar. Y para ello no se repara en utilizar cifras estrambóticas, interpretaciones sesgadas, ocultando indicadores estadísticos que no interesa que se conozcan o pasando por alto otros procesos demográficos que están teniendo una influencia decisiva sobre el mercado de trabajo.

Mientras el Gobierno se aferra a las cifras de paro registradas en los Servicios Públicos de Empleo Estatal (SEPE), que solo recogen a quienes se inscriben voluntariamente, ignorando así a un buen número de desempleados que los sindicatos estiman en 1,3 millones de trabajadores, ese mismo Ejecutivo raramente hace referencia a las tasas de desempleo recogidas por la Encuesta de Población Activa (EPA) porque recogen cifras muy superiores. Al mismo tiempo, el Gobierno vende una y otra vez la creación de empleo utilizando cifras de altas a la Seguridad Social, sin explicar que esas altas pueden ser periódicas para un mismo trabajador y empleado. De hecho, con el PP, los contratos que más han subido han sido los de solo un día de duración, que han experimentado un aumento del 102% desde que empezó la crisis. Así, mientras que en el primer trimestre de 2008 los contratos de un día de duración ascendieron a 17.700, en el primer trimestre de este año se han elevado hasta los 35.800. Si a ello añadimos que los contratos por un período de menos de siete días suponen el 26,5% de todos los contratos que se formalizan y que en los contratos temporales que actualmente se firman, y que suponen el 90% de todos los contratos suscritos, la media de duración de éstos es de 51,93 días, tendrán un retrato más aproximado del desastroso estado en el que se encuentra la generación de empleo en España a pesar de la propaganda y las falsedades que con frecuencia se escuchan.

Todo ello está cronificando situaciones de pobreza y exclusión en colectivos que con el paso del tiempo ven más difícil su incorporación al mercado de trabajo, al tiempo que dificulta una recuperación económica y pone en peligro como estamos viendo la generación de cotizaciones a la Seguridad Social que aseguren las pensiones de los trabajadores jubilados, algo que este Gobierno ha gestionado de manera tan negligente como irresponsable.

Se entenderá por tanto la necesidad de poner en marcha con urgencia una gran acuerdo nacional para reducir el paro y crear empleo. Porque no es aceptable que sigamos creyéndonos un país mientras dejamos en la cuneta a millones de personas a los que condenamos a no tener vida ni futuro.

@carlosgomezgil