Nicholas Payton trio with special guest Jane Monheit
Auditorio de la Diputación de Alicante
Festival Internacional de Jazz
Se nace en el nido de una familia con tradición musical y la criatura toca un instrumento a los cuatro años. Consagra la vida a la música, estudia y toca en todos los lugares. Si existe un padrinazgo para adquirir más impulso, mucho mejor. Giras, trabajar con los más importantes instrumentistas, grabar discos u obtener premios. Nos referimos ahora a Nicholas Payton, músico, compositor y productor nacido en Nueva Orleans, histórica ciudad del mundo jazzístico. El trompetista y sus dos colegas acogen la flexible voz de Jane Monheit, artista invitada en la segunda mitad para rendir homenaje a una de las grandes damas del jazz con temas musicales extraídos del álbum The songbook sessions: Ella Fitzgerald, disco con arreglos de Payton, dirigido y producido por él, uno de los más destacados del nuevo siglo. La brillante trompeta exprime todas sus posibilidades. Sigue la tradición de los clásicos y abre el camino de lo que él llama Black American Music con todas las variantes adquiridas a lo largo del tiempo y la riqueza de la música negra estadounidense. Así fue, el pasado viernes, el primer concierto del Festival de Jazz en el Auditorio de la Diputación de Alicante. El ritmo lento y sincopado del blues y la corriente del bebop, con la estética de su fraseo nervioso e improvisado, componen el universo sonoro y expresivo de Nicholas Payton.
Investiga con el innato sentido musical y la técnica de uno de «los jóvenes leones» en compañía del contrabajo y de la batería, y maneja el teclado y un piano de cola, además, para interpretar, entre otras atractivas piezas, Té para dos, extraída de un musical de Broadway y del posterior filme.
La bella labor vocal de Jane Monheit, no exenta de improvisaciones, venera los grandes nombres femeninos o masculinos que han inspirado su trayectoria desde finales de 1990. El ayer se proyecta con nuevos trazos en el presente y hacia el futuro. Lo viejo y lo nuevo se funden con su textura rica en matices. Somebody loves me y I've got you under my skin son ejemplos de su amplio y seductor nivel. Y con ese lienzo musical, el buen número de espectadores experimentó la altura colectiva y de cada uno.